Tecnología fascinante
El mundo hoy vive bajo una dictadura nunca vista, la dictadura digital, la de los algoritmos, de los ordenadores identificada con el acrónimo: “Gafam” que se refiere a las cinco grandes empresas tecnológicas entre otras: Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft y como alguien decía “las dictaduras y la literatura auténtica son incompatibles... Un escritor es el enemigo natural de una dictadura”. Pero, ¿ellas actúan por sí solas? No, tienen poderosos propietarios, con nombres y apellidos, son los inmensos megamillonarios que actúan en todos los campos de la población mundial.
Las Gafam todo lo calculan y matemáticamente nunca fallan. Eric Smith, el multimillonario presidente de Google, dice sin titubear: “sabemos básicamente quién eres, qué te interesa, quiénes son tus amigos”. En efecto, no existe actividad diaria en la que no intervengan las Gafam, cuando dormimos el teléfono recoge datos de geolocalización y, llegado el caso, podría ser utilizado para espiar conversaciones. Los relojes inteligentes ofrecen aún más información: presión, ritmo cardíaco, temperatura, etc.
Una aplicación de Apple te despierta, preparas el desayuno con elementos comprados en Amazon (la cafetera y el café). Buscas en Google el debate entre políticos de tu interés. Después del desayuno consultas el tiempo y miras el correo electrónico, los mensajes de WhatsApp y de Facebook. Después de desayunar llamas a Uber para que un coche te traslade al donde necesites… Datos, datos y más datos proporcionados.
Las Gafam son las primeras en intervenir en casi todo en lo que leemos, escuchamos, vemos, cómo trabajamos, cómo compramos y cómo nos relacionamos y nos divertimos.
Cuando Facebook propone un nuevo contacto, o Google muestra los resultados de búsquedas, están influyendo en nuestras relaciones y en nuestra manera de entender el mundo. El conocimiento que tienen les permite manipular el comportamiento. La acumulación de datos es enorme porque permite tener un conocimiento de las personas que puede ser utilizado comercial y políticamente.
Facebook establece una verdadera red de espionaje basada no solamente en las actividades que se realizan en esa plataforma (fotos, relaciones, post, comentarios, likes…), sino que también recopila datos de todos aquellos sitios en los que se puede entrar con Facebook, y recibe datos de las aplicaciones que utilizamos. Todo ello le permite establecer información de cada individuo y de sus relaciones.
Las Gafam tienen datos incluso de documentos borrados, historias de búsquedas, etc. Con esta tecnología la vida privada de una persona es un conjunto de datos que nos sitúa (geolocaliza) en cada momento, que sabe el grado de carga de nuestros dispositivos móviles, que lee nuestros correos, que analiza nuestras compras y nos sugiere otras, que sabe cuándo cumplimos años y cuándo lo hacen nuestros familiares o amigos, etc.
Se podría creer que la información que se consigue a través de las Gafam es beneficiosa, pero al ser irracionalmente abundante se mezclan todo tipo de contenidos y de calidades de información provocando dispersión de conocimientos sin establecer su calidad, surgiendo una repulsión al trabajo de pensar prefiriendo el texto breve casi siempre insuficiente y el rechazo al libro por la extensión de su texto. Además, la supremacía cuantitativa de las noticias falsas es favorecidas por los algoritmos de Facebook que juegan más con emociones primitivas, las falsas llegan más que las verdaderas.
Este enjambre digitalizado lleva directamente a la entronización del totalitarismo mundial. La tecnología digitalizada está en poder del nuevo orden mundial como medio de dominación. Deduzca el lector las cosas que se hacen en las elecciones presidenciales en el mundo.
Ya no nos ocupamos de la imbecilización masiva, la indiferencia y la inacción de la ciudadanía en la ordenación social.
En su momento nos ocuparemos de la “robótica” que encandila tanto a los inocentes.
Columnas de GONZALO PEÑARANDA TAIDA