La traición a Carlos D’Avis
Carlos D’Avis fue un médico muy conocido y respetado en Cochabamba. Por muchos años fue decano de la Facultad de Medicina y, como tal, dio un gran impulso al desarrollo de esta ciencia en nuestra ciudad. Fue también representante nacional y, a su muerte, en abril de 1961, el Gobierno declaró duelo departamental y la municipalidad le rindió homenaje dando su nombre a la calle que termina en la Maternidad Urquidi, muy cerca de la Facultad de Medicina.
Carlos D’Avis fue enterrado en un sitio que él mismo había adquirido de la Municipalidad dentro del Cementerio General.
Hace unos días, sin embargo, sus restos fueron exhumados, cremados y trasladados a otro cementerio, esta vez uno privado en las afueras de la ciudad.
Así se consumó una traición a su memoria poniendo una vez más en evidencia que nuestra institucionalidad no es capaz de conservar la memoria colectiva y respetar a nuestros antepasados.
Entiendo que se exigió a la familia D’Avis adecuarse a una nueva normativa, que implicaba volver a pedir adjudicación del sitio, pagando nuevamente por él, pero esta vez por un plazo limitado.
Esa normativa fue aprobada en gestiones anteriores y no ha sido responsabilidad del actual Concejo ni de las autoridades que administran ahora la Alcaldía, de manera que esta traición ha sido deliberada, pero no por ello es menos abusiva.
Sucede que el caso de D’Avis no es el único. Son muchas las familias que en las últimas semanas se han visto enfrentadas a similares exigencias, exhumando los cuerpos de quienes hace años confiaron en la buena fe de su Municipalidad, adquiriendo sitios a perpetuidad para su eterno descanso y el de sus descendientes, pero que ahora están siendo traicionados por normas inadecuadas.
Creo que, con buena voluntad y apego a la ley, estas situaciones pueden evitarse y deben corregirse.
Columnas de CARMELA GUTIÉRREZ DE JHONSSON