De frente, con compás… ¿adónde?
Los dólares escasean, mucho. Desde marzo. Lo saben los usuarios del sistema financiero que denunciaron que sólo pueden retirar hasta 200 de sus cuentas bancarias. Ante ello, el ministro de Economía y Finanzas Públicas, vocero de “no pasa nada”, dijo que “la venta de dólares ya está mejorando”, datos, éstos todos, según publicación de La Razón del 25/07/2023.
Lo saben los exportadores que no reciben pagos por sus productos en la divisa, como lamenta Alcira, gerente de un emprendimiento sureño que vende tejidos y charque de camélidos a clientes en el extranjero. “Estamos en la vía”, dice.
Lo saben quienes hacen cola en la oficina del Banco Central de Bolivia (BCB), entidad que, según anuncio oficial del régimen “vendería dólares a todo el que lo solicitara”, como informa BBC Mundo el 13/04/2023, añadiendo: “Pero aparentemente la medida no ha sido suficiente. El último giro de la crisis llegó el pasado 28 de marzo, cuando se supo que el Banco Central estaba dando cita para entregar los dólares con semanas de demora, lo que agravó los temores de los observadores que creen que la falta de dólares refleja que el país está a punto de agotar sus reservas internacionales disponibles”. Una venta de ilusiones resultó.
La culpa de esta situación, según Edwin Rojas, presidente del BCB, es el exceso de demanda por la acción de difusores de noticias falsas, refiere la misma nota, ya citada, de La Razón. Claro, la culpa la tiene el empedrado. Dos expertos creíbles apuntan en otra dirección: “El expresidente del Banco Central, Juan Antonio Morales, señaló en conversación con BBC Mundo que “Bolivia acumula déficits fiscales altos desde 2015 que en gran parte se han financiado con créditos del Banco Central y eso es bastante problemático”, añadiendo por su parte Jaime Dunn que “se han consumido agresivamente las reservas internacionales”. Estas reservas, originadas en los elevados precios de las materias primas en el mercado internacional, llegaban en 2014 a 15.500 millones de dólares, habiendo descendido al 30/04/2023 a 3.158 millones, según el comunicado de prensa CP60/2023 del BCB del 06/07/2023.
Con respecto a los ingresos públicos para 2023, la Fundación Jubileo, en su Reporte de Coyuntura de febrero pasado, concluye que “el Presupuesto General del Estado muestra tendencias similares a las observadas en los presupuestos de los últimos años, lo que es preocupante, porque presenta un panorama de muchos años con limitados ingresos públicos, gastos corrientes crecientes y una inversión que disminuye”.
Ese reporte detalla que la recaudación de impuestos en 2023 será inferior a la registrada en 2014, con sólo 42.282 millones de bolivianos, y la correspondiente a hidrocarburos también bajará por la disminución de los volúmenes de exportación de gas. No es mejor el panorama de los egresos: con un incremento de 7% en los gastos corrientes, de 59% (¡!) en la subvención a los hidrocarburos respecto de 2022 y disminución de la inversión pública, el déficit fiscal alcanza a 7,5%. La salida recurrente a esa situación: contratación de deuda, externa e interna, que a 2022 llega a 28.500 millones y 15.500 millones de dólares, respectivamente.
Extrañamente, hasta ahora los precios sólo suben de a poco, por centavos y de a poco nos vamos acostumbrando, sin que a alguien se le ocurra reclamar. Como la rana que se cocina a fuego lento en la olla porque se acomoda al calorcito, hasta que hierva y entonces muera.
En la pesquisa digital encontré una publicación del Ministerio de economía y Finanzas Públicas. Se llama ECO Bolivia y lleva el Nº 28 del Año 3, 2023. En la portada, delante de construcciones sobre el salar de Uyuni, luce rechoncho el presidente actual, mirando al infinito sonriendo a medias, levantando su puño izquierdo. El titular reza: “Bolivia avanza en la industrialización con sustitución de importaciones”. Impostura.
Ese material publicitario muestra un país de ensueño, inexistente. Mientras lo miro recuerdo a Grover Yapura en urgente.bo del 1 de junio de este año, donde informa de las mayores reservas de litio del mundo: Bolivia, con 21 millones de toneladas; Argentina, 19; Chile, 9,8; Estados Unidos, 9,1 y Australia, 7,3. Los mayores productores del no metálico del mundo en 2022 fueron: Australia (61.000 toneladas), Chile y China (39.000 y 19.000 toneladas, respectivamente).
Y recuerdo también que Perú es ahora el líder mundial en la exportación de quinua y que de allí importamos papa y cebolla. El Estado importa, y mucho, gasolina y diésel, a precios más altos que los que se venden internamente bajo subvención. A veces más altos aún, pregunten a Carlos Romero. Recuerdo las calles de la chura Tarija, de cualquier ciudad del país, salpicadas de tiendas de ropa de segunda, de los productos argentinos menudeando en decenas de tiendas de barrio donde unos venden para ganar algo y otros compran barato, de las tiendas con mercaderías chinas donde ni se pide ni se da factura. Recuerdo a los profesionales condenados a “taxear” y a mis alumnos deseando marcharse “porque aquí no hay futuro”. Esta es la verdad.
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