Bebé al horno
Hoy traigo una receta novedosa: Bebé al horno. Ingredientes: un bebé, horno, fuente, humareda producida en los devastadores incendios, falta de agua, ‘no me importismo’ y mentiras de las autoridades de turno.
Procedimiento: saque al bebé a que tome aire. No importa si está contaminado. Eso es lo que se busca para darle ese sabor ahumado. Olvídese de que la contaminación del aire de los hogares por el uso de combustibles —según el Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales, (Icefi) e Hivos, una organización de cooperación internacional, con su oficina global en La Haya, Países Bajos— es causa de cuatro millones de muertes prematuras y 50% de los casos de neumonía en menores de cinco años.
Use el ridículo paliativo llamado Día Nacional del Peatón y del Ciclista en Defensa de la Madre Tierra, establecido por Ley 150, para creer que por un día la contaminación no afectará sus pulmones. Olvídese de que esa jornada se genera el doble de basura que en un domingo cualquiera y que al día siguiente el aire tendrá una pésima calidad nuevamente.
Aleje de su memoria la escasez de agua. No crea en titulares que señalan cosas como “La sequía y cambios convierten tres lagunas de Vacas en desiertos”, “El volumen de almacenamiento de agua en las lagunas del Kari Kari está en el 20 por ciento” o que “La laguna Guapilo se está secando y está ahogada de basura”.
Siga creyendo que mientras tenga agua en su casita, su cuenta de Netflix esté activa, así como las de Facebook, TikTok e Instagram, todo estará bien.
Mientras, considere que para conseguir un bebé al horno más sabroso deberá creer que el cambio climático es una opería. No trate de plantar más árboles y véalos como una fuente para descargar su ignorancia podándolos y mutilándolos hasta transformarlo en horrendas bolitas verdes.
Coloque en el altar de su ignorancia a las “prácticas originarias” y siga quemando su k’oa de primeros viernes, porque considera que así conseguirá más dinero. No le crea a quien le diga que es con trabajo cómo se obtiene el pan de cada día.
Instale en el último rincón de su memoria que este año —hasta ayer, según estimaciones del Viceministerio de Defensa Civil— la mayor afectación por los incendios se registró en Santa Cruz con 49.836 hectáreas, seguido de Beni (23.189 ha), La Paz (3.449 ha), Tarija (2.997 ha) y Cochabamba (1.785 ha) y haga caso omiso de las advertencias de los científicos.
Mientras tanto siga creyendo que el proceso de cambio es la maravilla que cura todos los males.
Finalmente, luego de tener todos los ingredientes listos, olvídese del horno. El bebé ya se achicharró solo. (Cambie la palabra bebé por futuro y lea nuevamente el artículo).
Columnas de MÓNICA BRIANÇON MESSINGER