Causa imposible
El tema indecible de la administración de justicia se ha convertido en una letanía.
En varios escritos expuse mi criterio sobre las causas que determinan la imposibilidad de lograr una administración judicial auténticamente independiente, estableciendo como común denominador de este impedimento la existencia de dominados y dominadores en la sociedad, siendo estos últimos los dueños y señores de la genéricamente llamada ‘justicia’.
Me indigna que a la gente no se le hable con franqueza ni se le transmita sin tapujos esta imposibilidad, pues de estar bien orientada, la ciudadanía estaría preparada para imponer una auténtica justicia igualitaria por otros caminos, justicia tal como existió antes de la instalación de la sacrosanta civilización hipocritona. Pero claro, los cínicos y sinvergüenzas que viven de la politiquería son los apóstoles que predican “soluciones” que sólo a ellos les conviene.
Si vuelvo a referirme a este tema (solo tangencialmente), es por haber escuchado un diálogo ilustrativo en una película apegada a la realidad, filme centrado en la investigación que realiza un candoroso agente internacional a un banco delictivo dedicado a turbios negocios con gobiernos y organizaciones mafiosas de todo el planeta, en la cándida creencia de que podrá lograr que la justicia caiga sobre este banco.
En este caso el banco financiaba a Irán la compra de misiles secretos para atacar a Israel y a la vez financiaba a Israel la adquisición de otros misiles para interceptar el ataque de Irán. Jugosa estafa por partida doble. Por lo demás se ocupaba de armar a grupos guerrilleros y de organizar golpes de Estado en el mundo.
Un hombre viejo —asesor y cerebro gris del banco— y el agente citado entablan el siguiente diálogo que muestra la ubicación de la “justicia”:
Agente: “Estoy confundido, ¿por qué un comunista comprometido como usted, que pasó 30 años en el staff luchando contra el mal del capitalismo, por qué pasa sus últimos días trabajando para una institución que es la representación de lo que usted despreciaba? Usted dedicó su vida al ideal comunista, sacrificó todo por el bien de su partido, ¿para qué?, ¿su esposa lo traicionó?, ¿su hija se suicidó? y cuando cayó el muro ¿su vida también se destruyó?”.
Asesor: “No sabe nada sobre mí, yo ya estaba perdido antes de la caída del muro, estuve destinado a convertirme en un hombre parecido a usted, honesto, determinado, con propósitos, pero es muy difícil lo que uno quiere y lo que es la realidad, no podemos controlar las cosas que la vida nos hace, y no podemos evitar que seamos lo que no queríamos ser”.
Agente: “No, no es así, hay opciones en la vida y usted tomó la suya y el Banco debe responder por sus crímenes, debe responder ante la justicia, ayúdeme a hacerlo”.
Asesor: “¿Justicia? (sonríe desdeñosamente) no es posible”.
Agente-: “¿Por qué no?”.
Asesor: “Porque, agente, su idea de justicia es una ilusión. No entiende que el mismo sistema al que usted sirve y protege nunca dejará que nada le pase al banco, por el contrario, el sistema garantiza la seguridad del banco, porque todos están involucrados”.
Agente: “Quién está involucrado…”.
Asesor: “Al Qaeda, la CIA, el cartel de drogas colombiano, la mafia rusa, gobiernos de Irán, Alemania, mafia china, su gobierno, todas las corporaciones multinacionales, todos necesitan bancos como éste para poder operar en latitudes clandestinas, los tribunales, la justicia están dentro del sistema que usted defiende. La justicia seguirá cumpliendo su rol para el sistema”.
Me pregunto ¿Bolivia será la excepción de esta trama? Si usted lector cree que es posible lograr una justicia apartada del poder, me alegro y que le vaya bien.
El autor es jurista
Columnas de GONZALO PEÑARANDA TAIDA