El Tunari y nuestros representantes
Meses atrás, desde Brigada Parlamentaria de Cochabamba, asambleístas del MAS entregaron del proyecto de modificación de la ley que rige sobre la protección del Parque Nacional Tunari.
La iniciativa, aparentemente, sorpresiva para algunos consiste en cercenar gran parte del área protegida de la zona andina en favor de la explotación minera, que en realidad se venía urdiendo desde ya varios años, no llegando a prosperar.
A contramano de lo que debería ser una respuesta oportuna a los inminentes eventos climáticos planetarios, se pretende formalizar la destrucción de un área protegida que se constituye en un elemento vital para la prevención del patrimonio natural y la resiliencia socioeconómica ante los desastres climatológicos globales y los endémicos, de los cuales el valle cochabambino no está exento. Por el contrario, afectarán de manera tal que agudizarán las características ambientales y climáticas del ya considerado valle como “semidesértico”.
Estos desafíos nos plantean un presente ya alarmante, pero están totalmente ajenos a las prioridades de la gestión gubernamental, que hacen oídos sordos a la necesidad de por lo menos conformar el Comité de Gestión del Parque Tunari. Este comité interinstitucional a cuyo cargo pasaría la gestión, sería el principio de las soluciones para superar la incapacidad del Sernap.
Lejos de ponerse manos a la obra, nuestros asambleístas parecen vivir en otro planeta. Particular responsabilidad le toca a quienes impulsan esta ley desde el partido de gobierno, enfrascado en pugnas que les permitan seguir respirando los vahos del poder, con medidas que fortalezcan el modelo extractivista; como, también, a la fuerza de “oposición” regional, agazapada para sacarle el jugo a su efímero retorno a la silla municipal. Pero, sobre todo, sorprende la oposición con presencia parlamentaria regional que no atina a otra cosa más que a lavarse las manos.
Columnas de JAIME PONCE BLANCO