La disposición a pagar por la salud
Hace unos meses, dos retratos hechos por el pintor holandés Rembrandt van Rijn, se han vendido en 11,2 millones de libras esterlinas. ¿Porque estos retratos con el tamaño de un papel carta valen tanto? O en otras palabras ¿por qué alguna persona está dispuesta a pagar este precio? Para mí y para muchos de ustedes probablemente es difícil de entender, pero en alguna forma todos hacemos algo parecido. Todo depende de la disponibilidad a pagar algo.
Muchas veces escuchamos que algo vale la pena. Y esto describe exactamente lo que disponibilidad a pagar significa. Si compras una salteña en 9 bolivianos, vale la pena, o en términos un poco más científicos: nuestra felicidad ha aumentado más que el costo de 9 bolivianos gracias al consumo de esta salteña.
Es probable que cuando la misma salteña cueste 20 bolivianos no la compraremos, porque “no vale la pena”, o porque nuestra felicidad aumenta menos que ese precio.
En la salud pasa lo mismo. Si nos duele o molesta algo estamos dispuestos a pagar a un médico. Muchas veces decimos que la salud no tiene precio, pero si lo vemos en detalle nos damos cuenta de que hay un máximo que la gente está dispuesta a pagar por su salud. Normalmente vemos esto en el sentido de: “el análisis de sangre es muy caro”, “tengo que esperar mucho tiempo en el hospital”, “tengo que trabajar, ahora no tengo tiempo”, “el centro de salud está muy lejos”, “la consulta es muy cara” etc. Muchas veces parece que no tiene nada que ver con dinero, pero al final son razones monetarias.
Entonces, ¿cuánto queremos pagar para la salud? Primero tenemos que respondernos ¿qué es salud? Algunos lo definen como un año de vida. Otros lo definen como un año de vida en perfecto estado físico. Entonces, tiene sentido que no paguemos lo mismo por un año en estado de coma que por el mismo tiempo en una silla de ruedas. Segundo, tenemos que definir cuánto la sociedad quiere pagar para ganar un año de vida saludable.
Este último aspecto se lo responde con encuestas y muchos países tienen números claros al respecto. También es útil estimar los gastos que la sociedad ya hace en salud y cuánto gana en tener a la gente en estado saludable. Sin embargo, grosso modo la disposición varia hasta tres veces el PIB per cápita por año de vida en buena salud.
Para Bolivia, eso significa que se paga hasta 10 mil dólares por año de vida ganado.
¿Para qué necesitamos saber esto? Para poder determinar qué medicamentos, que cirugías, etc. entran en un seguro de salud con precios aceptables, en un análisis costo-efectividad. Así no arriesgaremos comprando un servicio que cuesta demasiado dinero.
Columnas de ARNOLD HAGENS