El humor y los humoristas en política
La historia universal muestra que una reacción humana frente al descontento y la impotencia es la risa. Cuento en este artículo algunos casos divertidos en política, y otros no tanto, de las últimas décadas.
Coluche, (Michel Gérard Joseph Colucci (1944 – 1986) fue un humorista francés que postuló a la presidencia de Francia en las elecciones de 1981. Fue el cómico más famoso de ese país y casi logra ser elegido presidente con algunas de sus frases célebres como, por ejemplo, “Propongo que votemos a un imbécil que no se entera de nada. O sea, a mí”, “me presento a las presidenciales para cubrir de mierda a todo el mundo y hasta el final”, “Tous ensemble pour leur foutre au cul” (a todos, una patada en cierto lugar). Recuerdo también que decía “votez pour mon cul”, aunque se calificaba de “siempre grosero, nunca vulgar”. El desencanto político de la época favoreció al fenómeno Coluche.
Una excéntrica dama, que trabajaba como actriz de cine pornográfico, conocida como Cicciolina, se presentó como candidata al Parlamento italiano por la Lista del Sole, el primer partido verde de Italia. Se llamaba Ilona Staller. Entre 1987 y 1991 ocupó un escaño en el Parlamento italiano. Obtuvo la segunda más alta votación en las elecciones de 1987, y alcanzó así su curul en la Cámara Baja.
El Partido Radical era un movimiento político de corte liberal, anticlerical y libertario, que se ocupó en las décadas de 1960, 1970 y principios de 1980 de animar debates sobre la libertad sexual y la secularización del Estado. La Cicciolina entró a sus filas precedida de un sinfín de denuncias por obscenidad y escándalo público. Conquistó a aquellos que estaban hastiados de la política y a los que les divertía su oficio.
En los mítines solía exhibir sus senos y distribuir preservativos. Propuso la creación de los parques del amor, que consistían en unas zonas especiales de las ciudades para la práctica sexual sin limitaciones. Uno de sus actos políticos más recordados fue el de proponer sus servicios sexuales a Saddam Hussein a cambio de que firmara la paz en el Medio Oriente. Sobre ella, Umberto Eco dijo que era “mejor una actriz porno que un ladrón” haciendo clara referencia al descontento vigente por la corrupción en Italia.
El presidente de Guatemala entre el 2016 y el 2020, Jimmy Morales, trabajaba como payaso antes de llegar a la presidencia. Conquistó al electorado por su buen humor y por sus promesas de combatir la corrupción. Terminó mal su mandato pues fue acusado de los crímenes que prometió combatir, sin lograr provocar risas en su público.
El actual presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, fue actor de comedia y humor. Lastimosamente le tocó gobernar en una coyuntura donde no hay motivos para reír.
Javier Milei, candidato a la presidencia de Argentina, no es un cómico, pero algunas de sus declaraciones causan gracia. Por ejemplo, según El País, de España, dijo que mantenía sesiones espiritistas para comunicarse con su perro, que murió el año pasado, y pedirle consejos en economía.
Milei no tiene la simpatía de Coluche ni de Cicciolina pues grita todo el tiempo, tiene un estilo violento y provocador —parecido al de Hitler según el presidente Petro— a pesar de que su principal asesor es un rabino. Como Coluche, Cicciolina, Jimmy Morales o Bukele, recibe el apoyo entusiasta de todos los que están cansados de la política, de los que se sienten impotentes para cambiarla y que reaccionan con risa y sarcasmo.
Milei defiende la portación de armas, la dolarización de la economía y la reducción del Estado al mínimo. Propone dinamitar el Banco Central, cerrar decenas de ministerios, entre ellos el de la Mujer, y vender órganos humanos. Plantea dar fin al Conicet que es el organismo de investigación científica más importante de Argentina. No se sabe si dijo todo eso siguiendo los consejos de su perro. También piensa que el papa Francisco es imbécil, zurdo asqueroso, comunista y representante del Maligno. Emulando a Coluche, dice que se vayan todos (¿con una patada en el trasero?)
¿Quiénes festejan a Milei? Los que quieren dar libre curso a su mal humor, los que apuestan a soluciones rápidas y bruscas, los que aman los liderazgos carismáticos. Según alguien dijo a la periodista Leila Guerriero (El País 6/09): “La gente se cansó de promesas. Y llegan unos cavernícolas y dicen: ‘no te voy a dar nada, pero repartiré patadas por el culo entre los que te joden”.
Todos (o casi todos) entran en razón el momento de votar y si no lo hacen, se arrepienten después.
Columnas de ROLANDO MORALES ANAYA