Él o ella
En México habrá elecciones el próximo año. Para entonces habrán transcurrido ya seis años del primer gobierno considerado de izquierda tras la Revolución.
López Obrador hizo un sexenio limpio de escándalos de corrupción. Pocas cosas han cambiado con relación a la violencia criminal, pero hay varias obras monumentales en puertas: un nuevo aeropuerto (ya funcionando), una refinería, dos trenes y una renovada red de apoyo social y solidario que tiene carácter universal (jóvenes, personas de la tercera edad). La popularidad del Presidente no cae y él parece incombustible a su edad y tras toda una vida dedicada a la política. Es algo único.
El próximo jefe de estado será jefa. Ya nadie lo duda. La oposición, unida como ninguna en América Latina, postula a la senadora Xochitl Galvez, ingeniera, de origen humilde, que se hizo con esfuerzo propio y no forma parte de la élite tradicional.
Fue alcaldesa en ciudad de México, candidata a gobernadora y encargada de asuntos indígenas en el sexenio de Fox. Se acercó al PAN, partido tradicional que nació para oponerse a la Revolución y que por ello fue protagonista de la transición democrática en este siglo. Xochitl ha perforado todo techo de cristal.
A su vez, el gobierno optó por Claudia Sheinbaum, académica, parte de la élite intelectual, reciente jefa de gobierno de toda la capital y exlíder universitaria. Trayectoria bastante típica para la clase política mexicana.
Si bien Xochitl parece mejor posicionada para hablar a la gente, Sheinbaum tiene el respaldo del partido Morena, la marca del Presidente.
Las elecciones serán una lucha entre candidata/nombre y marca/partido. Xochitl debe remontar el desprestigio de partidos que la secundan, mientras Sheinbaum debería colgarse a la marca prestigiosa de AMLO para que su figura tome altura.
La cuna tradicional del machismo, hoy no tiene más opciones que dos mujeres. Gracias güey.
Columnas de LA H PARLANTE