Rebeldía y libertad
En una nota del 20/09/2023 publicada en El Deber, de Santa Cruz, Lourdes Molina informa que “el diputado Jairo Guiteras, a través de sus redes sociales, denunció que se acarreó a miles de estudiantes de la ciudad de Santa Cruz a un mitin político que realizó el MAS en el estadio de Real Santa Cruz. En tal sentido, pide la renuncia del director distrital de Educación, Armingol Sallama Jallaza, por haber instruido la asistencia obligatoria de los jóvenes a dicho acto”. Un día después, Unitel pone al tanto que la Asociación de Padres de Familia de Santa Cruz también denunció el “acarreo” de estudiantes de 4º, 5º y 6º de secundaria (menores de 18 años casi todos) de colegios fiscales y de convenio, a un acto con “tintes políticos”, identificando al director departamental de Educación, Edwin Huayllani como quien “instruyó” a los directores de los establecimientos educativos que “garanticen” la presencia de los alumnos en el ”Juventud Fest”, donde estuvieron la ministra de la Presidencia, María Nela Prada y el ministro de Obras Públicas, Edgar Montaño.
Sin discusión, las denuncias se refieren a hechos de abuso, manipulación e impostura recurrentes en la historia de la política, antes y después de la invención del Estado moderno, en dictadura y en democracia. Contienen señales claras de la mitomanía, casi esquizofrenia, de los angurrientos de poder que mienten convencidos de que nadie se dará cuenta, acabando ellos mismos por creerse sus mentiras. Sin embargo, estos hechos no por abundar son admisibles; todo lo contrario: son reprochables según la moral, pues es malo tratar a las personas como cosas de llevar y traer, usar y desechar, quitándoles su dignidad. También son reprochables según el derecho, pues contravienen normas constitucionales; en especial las siguientes:
- “Todo ser humano tiene personalidad y capacidad jurídica con arreglo a las leyes y goza de los derechos reconocidos por esta Constitución, sin distinción alguna”. (Par. I, Art. 14)
-En el ejercicio de los derechos, nadie será obligado a hacer lo que la Constitución y las leyes no manden, ni a privarse de lo que éstas no prohíban. (Par. IV, Art. 14)
- “Todos los bolivianos tienen derecho a: La libertad de pensamiento, espiritualidad, religión y culto, expresados en forma individual o colectiva, tanto en público como en privado, con fines lícitos”. (Num. 3, Art. 21) y “a la libertad de reunión y asociación, en forma pública y privada, con fines lícitos”. (Num. 4, Art. 21)
- “La dignidad y la libertad de la persona son inviolables. Respetarlas y protegerlas es deber primordial del Estado”. (Art. 22)
No es probable que quieres instruyeron la comisión de las faltas morales y jurídicas denunciadas reciban sanción alguna, pues la inconducta es la base de premios y honores en la surrealidad campante en Bolivia desde 2006. Pero no hay que detenerse allí. Lo realmente crucial del hecho en cuestión es aquello que también El Deber publicó ese día en su cuenta de Facebook, en un reel que muestra la referida concentración de jóvenes ante un escenario donde se ve a Luis Arce en una pantalla gigante, evidencia suficiente de la naturaleza proselitista del acto, del afán de aparentar apoyo multitudinario de la juventud cruceña a uno de los caudillos del régimen en descomposición.
En el momento en que un testaferro local comienza a hablar con micrófono en mano y dice: “Hermano Lucho presidente, la juventud aquí presente, hermano…”, sucede lo impensable: se levantan las manos de muchísimos obligados a estar allí, y se mueven, de un lado a otro negando que estén presentes para congratular a lucho, pucho o alguien MAS, o se cierran en un puño con el pulgar hacia abajo condenando lo que les están haciendo, a la par que comienzan a saltar mientras rugen sus corazones por sus bocas en un “¡Noooooo!” que se convierte en un coro de gritos al unísono, hasta tapar la potencia de los altoparlantes del vocero oficialista: “¡Camacho! ¡Camacho! ¡Camacho! ...”.
Testimonio inesperado, espontáneo, auténtico. Trascendental revelación sobre estos muchachos nacidos y crecidos desde 2005 en el contexto de desmantelamiento de la democracia y del Estado de derecho, de la estrategia de la impostura y la corrupción a gran escala, de la propaganda y del terror, de un programa escolar deficiente y adulterado, de un magisterio degradado para asegurar su ignorancia.
En sus corazones han germinado las mismas semillas de rebeldía de todos los Espartacos de la historia y, sin saberlo, por instinto, se han apropiado de Camus cuando dice: “La única manera de lidiar con este mundo sin libertad es volverte tan absolutamente libre que tu mera existencia sea un acto de rebelión. Incluso aunque nos sea prohibido, debemos vivir por mucho que nos juzguen. Vivir libre puede suponer ser perseguido, pero es necesario si queremos vivir y no limitarnos a sobrevivir.” Por eso en sus gargantas el nombre de su gobernador ilegalmente apresado se hace proclama incontenible de libertad que nutre la certeza en la victoria de la gesta ciudadana que vamos a terminar.
La autora es abogada
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