Una ruta desafiante
Hans van Den Berg, sacerdote agustino, doctor en Misionología, profesor de pre y posgrado y afable amigo, presentó su 11° libro el 14/09, en el Auditorio de la Sede Académica de la Universidad Católica Boliviana (UCB) de Tarija. Nacido en Países Bajos hace más de 80 años, vive en Bolivia desde 1962, habiendo acumulado una larga y rica experiencia universitaria desde los tiempos de su ejercicio docente, siendo fundador de centros de investigación y director de carreras e institutos, hasta ser Rector Nacional de la UCB cuando esta institución tuvo uno de sus momentos dorados, aunque tal vez sea más propio decir que la UCB tuvo uno de sus momentos dorados cuando él fue su Rector Nacional.
El libro presentado por el académico lleva por título “Bibliografías de los pueblos originarios de Bolivia” y abarca dos tomos, el 1° referido a los pueblos indígenas de tierras altas y el 2° a los de tierras bajas, aclarando que la cobertura de su trabajo excede los límites geográficos oficiales bolivianos porque la presencia indígena, viva y vigorosa, desde tiempos previos a la llegada de los europeos, no obedece a éstos.
Detalló el investigador que su obra recoge aproximadamente 18.000 títulos recopilados de los aportes de estudiosos, cuyas fuentes fueron meticulosa y sistemáticamente seguidas por él a partir de las bibliografías declaradas, convertidas en verdaderas cartas de navegación por las intrincadas rutas del conocimiento. De ellos, cerca de 3.000 son artículos científicos y más de 200, tesis doctorales. Entre las lenguas en que fueron escritas estas obras predominan el español, el inglés, el alemán y el francés, lo cual no representó una dificultad para un políglota como Hans, decidido a no dejar ningún título fuera de su trabajo. Sólo en el caso de obras en finés, en danés y en islandés, una por cada una de ellas, hubo de pedir traducción de apoyo.
Van den Berg dijo que este libro es un “monumento de homenaje a los pueblos originarios de Bolivia” que él construyó con profunda gratitud por haber sido recibido por ellos con tanta generosidad desde que llegó al país, lo cual le permitió profundizar el conocimiento de las ricas culturas que poseen y, dentro de ellas, de su religiosidad y espiritualidad; lo cual da cuenta de la calidad humana del sacerdote, sencillo y solidario en su compartir con los indígenas.
La presentación de un libro escrito por un octogenario desafía al relativismo posmoderno que condena a los viejos al desprecio, negando la valía del legado que algunos de ellos guardan en sus cuerpos, mentes y espíritus por sus vidas de estudio y de trabajo y cerrándoles la posibilidad de compartirlo con las nuevas generaciones. No se sustraen de ello las universidades, cada vez más lejos de universitas, cada vez menos superiores y cada vez menos de estudio, en tributo a la confusión de la inclusión con la igualación y de la ciencia con la artesanía en aras del placer estudiantil en las aulas mediante la “gamificación” del proceso formativo. En otras palabras, en contra de la calidad.
La obra de Hans entraña otra paradoja al invitar a la lectura en tiempos oscuros de debacle profunda del sistema educativo, cuando los niños (¡7 de cada 10!) no aprendan a leer y escribir, y los que aprenden, odien hacerlo por la aberrante aplicación del método global propio de las lenguas opacas a la enseñanza de la lectoescritura en español, siendo éste una lengua transparente, como lo demuestra una investigación de Ana Ll. Solares (El colonialismo en la enseñanza de la lectoescritura en Bolivia), poco difundida porque no responde a lo políticamente correcto. Esa problemática impacta en la capacidad de pensar; por tanto, de acceder al conocimiento y, peor aún, producirlo. Cómo remontar esa dramática situación considerando que generaciones afectadas por la problemática ya están a cargo de las funciones docentes de escuelas, colegios y universidades, sin saber leer y escribir bien, sin que les guste hacerlo, es un asunto crucial para abordar y solucionar.
Hans van Den Berg presentó “Bibliografías de los pueblos originarios de Bolivia” mientras ya ha comenzado a escribir su próxima obra, sobre Francisco de Viedma. Lleva a recordar las palabras de san Agustín, citadas por Hanna Arendt en “Los orígenes del totalitarismo”: “Para que un comienzo se hiciera fue creado el hombre”. Hans es testimonio vivo de que así es. Que nos reencontremos pronto para presentar su nuevo libro, y para entonces hayamos al menos leído alguno.
Los Tiempos y la plataforma Una Nueva Oportunidad fomentan el debate plural, pero no comparten necesariamente los puntos de vista del autor.
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