Salud mental para todos
Ayer se celebró el Día Mundial de la Salud Mental, nombrada así por la ONU para recordar a los países y autoridades que este tema es un derecho básico y no un lujo.
Pese a ello, y a bordear cifras que engloban al menos al 10% de la población del planeta con alguna afección mental, los servicios de atención en las naciones tercermundistas como la nuestra prácticamente no existen. Si un familiar presenta algún padecimiento relacionado a la manía, a la depresión, a la esquizofrenia o a cualquier desequilibrio (incluso a síndromes, como el déficit de atención tan diagnosticado en los últimos tiempos), ni existen tantos psiquiatras y menos centros de salud donde se los pueda acoger con calidez y dar respuestas a sus padecimientos.
Me ha tocado lidiar con familias enteras disfuncionales, por estos y otros diagnósticos que no hallan tratamientos básicos y tampoco medicación. Me ha tocado atender ataques de pánico, enfermos violentos y otros pasivos, que a menudo son internados en hospitales de reposo como respuesta a sus enfermedades para recibir tratamientos paliativos como simples sedantes para mantenerlos “quietos”. También trasladar a pacientes con camisas de fuerza (literalmente).
Pero al Gobierno y a los directores de la mayoría de los hospitales parece interesarles poco (¿o nada?). Como resultado, hay identificados en Bolivia apenas nueve hospitales psiquiátricos disponibles con menos de 10 camas por cada 100 mil habitantes.
En 2021 hubo registrados 70 mil casos , según el Sistema Nacional de Información en Salud, resumidos principalmente en patologías relacionadas a la ansiedad y depresión, mientras un año antes hubo solo 43 mil.
¿Qué habrá sido del seguimiento de esos casos? Ojalá lleguen autoridades dignas que trabajen por dar visibilidad a estos temas y logren solucionarlos.
Columnas de José Rojas Candia