De su propia medicina
Durante más de 14 años, en los tres periodos constitucionales, que gobernó Evo Morales, siempre uso el Órgano Judicial y otros poderes del Estado a su entero gusto y satisfacción.
Sobre todo, a partir de su segunda gestión constitucional incidió perniciosamente en los tres principios básicos de todas las democracias del mundo: la separación, independencia y equilibrio de poderes. En estos tres principios esenciales, precisamente, radica el concepto de Estado de derecho.
En el caso del Órgano Electoral —sin mencionar todavía al Órgano Judicial cuyo manejo fue más truculento y atroz—, Morales sometió al Tribunal Supremo Electoral (TSE), en desmedro de “su propia Constitución”, cuyo mandato fundamental es, justamente, el respeto a la separación, independencia y equilibrio de poderes.
Veamos, a continuación, algunos ejemplos de ese vil sometimiento, a su turno, de los presidentes y vocales del TSE. Los que administraron las elecciones de 2014 y 2019.
Con sus dos tercios, como resultado de los comicios de 2009, en la Asamblea Legislativa eligen a seis vocales. La designación del séptimo, de acuerdo con lo que establece la nueva Constitución, es facultad del presidente. Entonces, vean que su composición es enteramente azul.
Con ese TSE, a su entero servicio, diseñaron e implantaron una colosal ingeniería de reproducción del poder para las elecciones de 2014. Su resultado debía garantizar, nuevamente, los dos tercios para el MAS en la Asamblea Legislativa. Con ese objetivo, desde el TSE activaron varias “jugadas”. Redujeron, primero, el periodo de propaganda electoral de 60 a 30 días, otorgando una gran ventaja al candidato y presidente en ejercicio. Luego, redujeron escaños uninominales en las ciudades donde históricamente se concentra el voto “antimasista”. Después, se apropiaron de dos curules uninominales. Los obtenidos por el Movimiento sin Miedo (MSM) y el Partido Verde de Bolivia (PVB).
La obsesión hegemónica, más adelante, se traslada a las elecciones subnacionales de 2015. Cumpliendo a pie juntillas las decisiones políticas, el TSE eliminó a candidatas y candidatos opositores con notable potencial ganador, a través de la inconstitucional circular 071/2014, entre ellas, Rebeca Delgado, quien podía haber ganado la alcaldía de Cochabamba
En la “toma” de la gobernación del Beni, eliminaron de la contienda electoral al potencial candidato ganador, Ernesto Suárez, y toda su agrupación política, logrando, de manera forzada, encumbrar a su candidato como ganador en segunda vuelta, con 789 votos; en medio de denuncias de fraude, mesas observadas y sospechosos cuartos intermedios en el conteo de votos.
Para “tomar” la gobernación de Chuquisaca, el Tribunal Electoral de ese departamento, mañosamente, favoreció al candidato oficialista, evitando la cantada segunda vuelta, al declarar como votos no válidos los obtenidos por el candidato del Frente Revolucionario de Izquierda (FRI), quien se había retirado una semana antes de la contienda. Con el fin de aumentar el porcentaje de votos a un poco más del 51%, de su candidato Esteban Urquizo; redujeron el universo de votos.
Para las elecciones de 2019, el TSE, —ya con otros vocales y presidente, de igual modo, todos ellos azules, gracias a los dos tercios forzados que obtienen 2014—, de forma absolutamente inconstitucional, habilita a Morales para las elecciones primarias. Luego, con todo ese burdo teatro de las primarias, es habilitado oficialmente como candidato.
Vean ustedes, apreciados lectores, como Morales, a través del TSE, en función de sus intereses hegemónicos y de reproducción del poder, cometió una serie de tropelías. Su habilitación en 2019 fue un verdadero golpe a la democracia. Si alguien ha atentado más contra la democracia ha sido Morales.
Ahora, sin embargo, con la resolución del actual TSE —donde Arce Catacora “cuenta con mayoría absoluta”—, de anular el congreso del MAS en Lauca Ñ; el expresidente se rasga las vestiduras, señalando como “política” la decisión. Acusando, además, al TSE de estar sometido al Gobierno.
En esta disputa por el control de la sigla, tanto en el órgano del poder electoral como en el poder judicial, tiene todas las de perder, precisamente por la inexistencia de un Estado de derecho, concepto al que ahora apela y al que despreció en todos sus mandatos.
Morales, hoy, es víctima de “su propia medicina”. Anularon su elección como presidente de “su partido” por “no presentar certificado de militancia” emitido por el Órgano Electoral Plurinacional (OEP) Así de irónica es la política.
El autor es profesor de la carrera de Ciencia Política de la UMSS
Columnas de ROLANDO TELLERÍA A.