¡Dejemos de negar la realidad!
Estamos en un momento extraordinariamente creativo por la cantidad de problemas presentes en la agenda. Esta es una oportunidad que no debemos desaprovechar para dar un salto cuántico en la elevación individual y colectiva de consciencia.
Para avanzar, aceptemos que el mejor camino no es la negación ni buscar pretextos que descarguen la culpa en los otros, y cultivemos la entereza y el talante para reflexionar colectivamente y actuar juntos, amuytasiñani dirían los amautas.
No quisiera aumentar la inquietud repitiendo una complicadísima lista que todos conocemos, que interpela nuestro compromiso ciudadano y la acción de nuestros líderes, pero creo necesario explicitarla para comprobar si estamos viendo la misma película.
La población boliviana espera paradójicamente la lluvia para resolver un problema de política pública. ¿Cómo se resolverán los plazos para permitir la realización de las elecciones judiciales? ¿Qué hará el TSE para evitar la violencia anunciada por un sector del MAS que disputa su sigla? ¿Cómo se superará la falta de diesel? ¿En qué concluirá la confrontación en la que el jefe del partido oficialista, acusa a su Gobierno de corrupto y protector del narcotráfico? ¿Merecerá respuesta del poder el debate de los actores productivos y regionales que interpelan al Estado para que apruebe decisiones en favor del trabajo, la producción y el progreso? ¿Hasta cuándo seguirá la justicia como celestina del Gobierno encarcelando opositores? ¿Cuándo tomará control el Estado de la explotación del oro con mercurio asesino del agua y de la gente? ¿Hasta cuándo destruiremos nuestros bosques desconociendo la cualidad forestal de Bolivia? ¿Cómo se negociará la aprobación del PGE? ¿De dónde provendrán los dólares que Bolivia necesita frente a la disminución ostensible de los ingresos? ¿Qué harán gobernaciones, municipios y universidades para cerrar el año fiscal 2023 y enfrentar el 2024? ¿Sigo…?
La solución fácil y no muy edificante se ha producido con declaraciones que nunca debieron haber dejado de ser silencio prudente. Con tono marcial, un militar ha expresado que los incendios son pretextos para debilitar la autoridad del Capitán General. Los ministros pregonan que todo está controlado, en economía y en la emergencia del fuego. Un alto dirigente campesino ha dicho que los incendios son provocados por Evo y los radicales para desestabilizar al Gobierno. El presidente, en el discurso oficial por la efeméride del Beni, no pronunció la palabra “incendio”, en un departamento que había declarado públicamente su desastre. Mientras, y para evitar bloqueos, varios ministros solícitos y presurosos, acudieron al Chapare a negociar necesidades de los cocaleros.
El mundo se está incendiando por el cambio climático, las modificaciones del régimen de lluvias y la elevación de las temperaturas, y sería una estupidez buscar culpables en momentos que lo responsable es tratar de disminuir su impacto; sin embargo, para que ello ocurra, ¡hay que reconocer que existe! Todos recordamos la conducta negacionista el año 2019 cuando el Gobierno tozudamente ignoró que se estaba chamuscando el monte hasta que el fuego devastó 5,5 millones de hectáreas; están empezando a aparecer voces que lo recuerdan como si hubiera sido un elemento de desestabilización política cuando en ese momento no se sabía del fraude que llevaría al presidente a anular las elecciones, proponer otro TSE para convocar nuevas y después, contrito, renunciar abandonando el cargo y huir del territorio nacional sin esperar respuesta del Parlamento integrado en 2/3 por su partido. El recuerdo es sólo para que no se repita un discurso innecesario y para que la energía y la creatividad se dirijan a buscar soluciones necesarias.
En estos días, he conocido cuatro documentos que incorporan aire fresco en el ambiente pesado de los incendios. La gobernación de Chuquisaca está tomando iniciativas para colocar el bicentenario de la Independencia en el escenario del debate del desarrollo nacional. El movimiento cívico cruceño propone ajustar la relación con el Estado, una iniciativa válida para los nueve departamentos. Un grupo de académicos benianos congregados en el centro de pensamiento denominado Acción Social, ha publicado una propuesta de desarrollo productivo sostenible para el Beni, y para quien quiera aceptar el reto desde su propia realidad departamental. Y la UPSA, suma la carrera de Ingeniería Mecatrónica y Robótica para hacer frente a los retos que nos plantea el mundo, y junto a la UMSA, la EMI, la UCB, c y UPB, que tienen ofertas académicas parecidas, fortalece la comunidad científica que Bolivia necesita para enfrentarse a la realidad.
Este es el camino para el salto de consciencia, individual y colectivo. Demos el paso siguiente, el anisiñani que no significa otra cosa que “hagamos el amor”, y tratemos, sin violencia, de aceptarnos y querernos con ternura en nuestras diferencias.
Columnas de CARLOS HUGO MOLINA