Para reconstruir la economía de Bolivia
Hace ocho meses, escribí el artículo “Espero estar equivocado sobre el inminente problema económico”, como una voz de alarma sobre los retos económicos que se vislumbraban en el horizonte.
Hoy, con mucho pesar, debemos reconocer que esas advertencias no eran infundadas.
Los indicadores eran claros: la caída de las reservas internacionales, el alto déficit fiscal, el crecimiento del gasto público en subvenciones, la desaparición o especulación del dólar y la caída de la calificación del riesgo país, indicadores que ya demostraban una “situación difícil” en la economía.
La realidad de estas cifras no era una crítica, sino un llamado a la acción, pero la verdadera tragedia no es haber tenido razón, sino la elección del Gobierno de no abordar las causas subyacentes de estos desafíos económicos. Se prefirió desacreditar a quienes, con análisis y datos, pedimos cambios, en lugar de abrir diálogo constructivo.
Hacemos un nuevo llamado a la reflexión y a la acción colectiva. No es tiempo de cuidar el prestigio presidencial ni de los cálculos políticos, cuando la economía de Bolivia está en riesgo.
Juntos, Gobierno y sociedad, podemos construir soluciones sostenibles. No es tarde para escuchar, aprender y prosperar. Recomendamos al Gobierno asumir tres acciones inmediatas:
1) Reconocer que nuestra economía está en una situación crítica;
2) Transparentar la información que nos permita saber con precisión el estado de situación de nuestra economía, y
3) Convocar a una cumbre por la economía para que, de manera participativa, se pueda asumir acciones conjuntas.
Todos debemos trabajar juntos para encontrar soluciones y lograr una Bolivia próspera para los bolivianos.
Columnas de CESAR DOCKWILER