“No olvidemos”
Desde hace más o menos 20 años nos están introduciendo unas palabras y frases extrañas, cuando no ridículas, que terminan siendo no solo de uso habitual, sino que están reconocidas por la mismísima Real Academia de la Lengua Española que dice no crear palabras sino que las incorpora teniendo en cuenta su uso frecuente.
Hoy se dice “aperturar” en vez de abrir, “lecturar” en vez de leer, “direccionar” en vez de dirigir, “haiga” en vez de haya, incluso se dice “fuez” en vez de juez, etc., etc.
En algunas entrevistas públicas, es frecuente que a tiempo de exponer su punto de vista el entrevistado diga reiteradamente “¿no es cierto?”, haciendo parecer que el entrevistador compartiría la idea del entrevistado o que hasta que es cómplice de lo que va expresando. Alguna vez un señor me daba su insólito criterio sobre un determinado hecho y me dijo ¿no es cierto?, yo le contesté “no es cierto”, porque no estaba de acuerdo ni mínimamente con lo que me decía, pero igual, siguen diciendo ¿no es cierto?
Otros parece que creen que todos hemos perdido la memoria, que somos amnésicos y de rato en rato nos dicen “no olvidemos que…”, “no hay que olvidar que…” y así continuamente, dale con el “no nos olvidemos que…”.
Y hay una palabra infaltable, especialmente en los medios de comunicación orales, es la expresión “definitivamente”. “Definitivamente” para esto, para aquello o para cualquier cosa, en muestra posiblemente de que lo que se dice es indudable, irreversible, la verdad última, cuando estrictamente en la realidad nada es definitivo, ni siquiera la muerte. El “definitivamente” en estos casos puede ser muestra de dogmatismo o una evasión de la verdad.
Otra palabra difundida y que parece haber cobrado carta de ciudadanía es la expresión “socializar”, cuando anteriormente con mayor sencillez y precisión solíamos decir “difundir”, “divulgar”, palabras que significan “hacer que un hecho, una noticia, una lengua, un conjunto de conocimientos, etc., llegue a conocimiento de muchas personas”.
Ah… y si se tiene que hablar del lenguaje del reguetón, mejor “ni hablar del peluquín”.
Si la palabra es la expresión del pensamiento y el pensamiento está siendo manipulado por un “nuevo orden mundial”, se explica fácilmente el porqué de la existencia de un arsenal de nuevas y absurdas palabras y expresiones que son empleadas por sujetos y actores que no saben exactamente porqué están hablando como hablan. Existe un poder detrás de todo esto.
El autor es jurista
Columnas de GONZALO PEÑARANDA TAIDA