¿Maniobra arcista o saludo a la bandera?
El debate más importante de cara a las siguientes elecciones presidenciales en Bolivia ha comenzado. La pregunta para todos y todas es: ¿Puede Evo ser candidato en 2025?
Para el exitoso movimiento reeleccionista boliviano que logró la renuncia de Evo Morales en 2019, la respuesta podría ser No. Pero ¿qué dicen las normas? y, sobre todo, ¿qué es lo que más conviene al país?
Antes de que su mandato legal fenezca, los magistrados del TCP emitieron una sentencia, que aunque no tiene por objeto principal dirimir la controversia, aborda el asunto de un modo inesperado.
De acuerdo al documento de 82 páginas, nadie puede gobernar Bolivia por un tercer periodo, es decir, habría una barrera temporal de diez años para cualquier aspirante presidencial. Los más optimistas saltaron de júbilo: Evo habría quedado oficialmente jubilado de la carrera rumbo al poder. El nombre Andrónico empezó a circular por ahí.
Otras voces en cambio han pedido serenidad. No habría tal cosa. Inclinados a la limitación de la algarabía, se puede decir lo siguiente:
1. Para que el fin del evismo quede legalmente sellado, hará falta una sentencia constitucional específica, que encare directamente el dilema y lo resuelva. Sin embargo, que el mismo órgano que dio luz verde a la postulación inconstitucional de Evo Morales y Álvaro García Linera por cuarta vez en 2017, haya cambiado diametralmente de postura en 2023, es una victoria legal innegable para los movilizados del 21F. Tuvimos la razón.
2. El artículo 168 de la Constitución de Bolivia admite una sola reelección presidencial de forma continua. Evo ya la tuvo en 2014 (pero también y con trampa en 2009). La fallida reelección de 2019 pisoteó tanto la Constitución como la voluntad del pueblo emitida en 2016. Ahora Morales aspira a su primera reelección discontinua. Acerca de ella hay un vacío constitucional sobre el que el Tribunal debería pronunciarse.
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Columnas de LA H PARLANTE