Ticona, el cardenal invisible
¿Escuchó usted algún mensaje del único cardenal boliviano Toribio Porco Ticona en esta Navidad? Quizá habló para un público muy escogido. Quizá no me enteré de su homilía. En las búsquedas por Internet, las últimas referencias sobre él están relacionadas con sus amenazas para enjuiciar por difamación a personas y a medios de comunicación que difundieron su presunto certificado de matrimonio.
En todo caso, el silencio del escogido por el papa Francisco en 2018 como cardenal para la diócesis de Potosí no parece cumplir con el rol que se espera de tan alta misión. Habitualmente se entiende que un cardenal participa activamente en las muchas misiones de la Iglesia católica, incluyendo la relación con Roma. Que amplifica su voz y sus preocupaciones, comunicados.
¿Qué llevó al papa argentino a elegir a Ticona sobre otros obispos nacionales? En general se supone que sólo reciben esa consagración aquellos que cumplieron diferentes cargos jerárquicos dentro de la organización eclesial y que se destacaron por su conocimiento de la doctrina, su comportamiento, su prudencia y su trabajo en una comunidad.
Francisco, a quien más de una vez se escucha con un lenguaje más político (populista, peronista) que misionero, reemplazó con Ticona al cardenal Julio Terrazas, un obispo con un perfil opuesto al del sacerdote potosino. Bolivia tuvo un primer cardenal recién después de casi 500 años de colonización religiosa con el nombramiento del arzobispo de Sucre, Clemente Maurer.
Maurer, alemán nacionalizado boliviano, recibió la sotana roja desde 1967. Terrazas, originario de Vallegrande, en el departamento de Santa Cruz, fue nombrado cardenal en 2001. Ambos se distinguieron por su trabajo pastoral entre los más carentes, tanto en las ciudades como en el área rural, en distintas provincias del país.
Maurer y Terrazas enfrentaron al poder político, desde la parroquia humilde o desde sus altos cargos dentro de la Conferencia Episcopal Boliviana. Durante los períodos dictatoriales estuvieron al lado de los perseguidos políticos, de los trabajadores mineros, de los trabajadores agrarios y de quienes protestaban por más libertad y más pan. La comunidad lloró sus partidas en 1990 y en 2015, respectivamente.
Julio Terrazas cumplió su misión sacerdotal enfrentando riesgos por su permanente defensa de los derechos humanos. Paradójicamente, en un gobierno auto identificado como “izquierdista”, “indigenista” presidido por Evo Morales Ayma, padeció hostigamiento permanente y los insultos públicos que caracterizaron a ese presidente. Su figura fue utilizada para provocar el asesinato múltiple en el “Hotel Las Américas”.
Ticona, nacido en Atocha hace 86 años, en hogar humilde, fue ordenado sacerdote en 1967. Trabajó en centros mineros de Potosí y de La Paz. Desde 1992 fue obispo prelado de Corocoro hasta 1992, partidario de una Iglesia para los pobres. No se destacó más allá de su diócesis, donde perdió muchos fieles, y era poco conocido a nivel nacional.
Como cardenal dedicó sus principales apariciones públicas a defender a Morales, aun cuando ese político agredía a otros religiosos y a la Iglesia católica como institución. En 2018 ya circulaban las noticias sobre el comportamiento inmoral del cocalero con jovencitas aprovechando su poder. Ticona respaldó su reelección inconstitucional en 2019.
Circulan informaciones de diferente gravedad contra Toribio Ticona Porco, desmentidas por él; a la vez nunca aclaradas a nivel jurídico o a nivel de la Santa Sede.
Ticona no le hace bien a la Conferencia Episcopal Boliviana, peor en un momento de arremetida del socialismo siglo XXI contra la doctrina de Jesús. El Papa se limita a “lamentar” lo que pasa en Nicaragua o en Venezuela. Se equivocó nombrando a Ticona, probablemente por su color de tez o por su apellido y no por sus méritos. Mientras, se vacían los templos y pocos jóvenes se interesan por las vocaciones religiosas.
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