Gobernanza para la movilidad urbana y el transporte público
El análisis y evaluación de los medios de transporte público y la infraestructura vial para la movilidad urbana en las ciudades bolivianas evidencian una precarización en su funcionalidad y calidad, aspectos que están fuertemente vinculados con el proceso de gobernanza.
Una perspectiva ecuánime permite comprender la gobernanza como la buena gestión gubernativa, eficiente, efectiva y transparente de la administración pública local que integra la participación multiactoral. También puede responder a una estrategia neoliberal que no limita el accionar del mercado, viabiliza intereses de élites político-económicas, e intenta subyacer el ejercicio del Estado en la economía.
El transporte y la movilidad sostenibles representan una de las áreas temáticas de los servicios urbanos básicos que, dada sus deficiencias en términos de accesibilidad, requieren mayor atención por parte de los tomadores de decisiones, la eficacia de los desplazamientos, la inclusión, seguridad y confort son parte de los objetivos del desarrollo urbano sostenible.
En Bolivia, en general, la ausencia de un sistema integrado de transporte público y el manejo de medios convencionales precarios, miniaturizados, arbitrarios y a veces ineficientes reflejan el mal estado de la movilidad urbana, que lentamente intenta optimizar el servicio introduciendo medios más modernos que no precisamente constituyen un sistema, y son diferentes de una ciudad a otra.
Es urgente impulsar un sistema de transporte público, multimodal y de alcance metropolitano, sino departamental, que cumpla las condiciones de movilidad de origen y destino de los habitantes en el desarrollo de actividades laborales, de educación, salud, comerciales, servicios administrativos, y de recreación y ocio. La implementación de un sistema pasa por un proceso de negociación entre todos los actores sociales: operadores de transporte convencional pertenecientes a la empresa privada, usuarios que requieren el servicio, e instituciones que norman líneas, tarifas, y otras condiciones para una movilidad eficiente.
Además, la articulación de las rutas alimentadoras del sistema integrado de transporte puede contar con otras asociaciones que no sean dependientes del Estado, sino del acuerdo con agentes privados propietarios de buses que, anexados al sistema, puedan concordar una tarificación integral.
La gobernanza no debe ser interpretada como el favorecimiento al sector privado, o una privatización del servicio, sino ejercer simplemente un buen gobierno en beneficio de la sociedad. Un sistema integrado de transporte público con propiedad y administración pública, que contemple buses articulados desplazándose en vías confinadas, metro, tranvías en el centro histórico, ciclovías, teleféricos y escaleras mecánicas en barrios populares de geografía accidentada.
Nuevos, seguros y eficientes medios de transporte, a la par del desarrollo de la movilidad urbana en el mundo, que mejoren la conectividad con la periferia marginal de las ciudades, destacarían una gran imaginación y entelequia política, una capacidad técnica de creatividad y absoluta suficiencia de gestión pública.
Es evidente que el planteamiento no pasa solamente por soluciones técnicas, ni tampoco por políticas aisladas, sino fundamentalmente por acuerdos sociales que permitan unificar criterios de desarrollo humano y urbano y las condiciones de aceptación del derecho a la ciudad. Un sistema de transporte debe ser repuesta clara a una cultura política nacional, regional, y local y a una institucionalidad fortalecida por su propia ciudadanía para evitar una inclinación a la acción privatizadora. El manejo municipal debe garantizar la transparencia en el manejo de inversiones en proyectos urbanos sostenibles y la viabilidad para no generar endeudamientos que limitan el tiempo de vida del sistema.
Por supuesto que el progreso del comportamiento urbano, el logro de la conectividad y articulación de áreas marginales no depende solo de la propuesta de incorporación de nuevos medios de transporte, sino que estos deben ser paralelizados con proyectos de infraestructura urbana específicos en un entramado compuesto mínimamente por la ciudad central y los municipios metropolitanos, apoyado con nuevas dinámicas socioeconómicas y un trabajo interinstitucional importante, idóneo e imparcial que aporte a la inclusión social y a las oportunidades colectivas como parte de la cualificación del desarrollo urbano.
Las satisfacciones sociales y funcionales no son inmediatas, requieren un proceso de adaptación a una nueva cultura de movilidad urbana, a la articulación de las áreas marginales con el centro histórico tradicional y la conectividad con nuevas áreas de expansión donde la percepción de inclusión con justicia social y equidad será lentamente asumida por la población y su complacencia será sistemática y paulatina.
El autor, Ph.D., es investigador del Ceplag – UMSS, mkquiroga@gmail.com
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