¿Sin novedad en el frente educativo?
Nuevamente, como la rutina propia de la mula que da vuelta la noria, iniciamos el año escolar con las directrices de la Resolución ministerial (RM) 0001/24 que repite, casi exactamente, la RM 0001 de 2023, así como las de años anteriores.
Al parecer, para las autoridades todo está bien, no hay novedad en el frente y hay que continuar con la rutina de una educación mediocre, creyendo y queriendo hacer creer que es de calidad, exitosa y no hay, ni se percibe en el frente educativo, ninguna necesidad o atisbo que permita preocuparse o considerar que se requiere hacer muchos ajustes y reformas.
Lamentablemente, bien sabemos que los resultados serán los mismos si seguimos haciendo lo mismo y la mediocridad instalada en el servicio educativo seguirá generando personas mediocres, necesarias para el mercado laboral de un modelo económico socio comunitario ineficiente o para el contrabando, el narcotráfico y la burocracia estatal. Así, la estafa educativa se mantendrá y aumentará una nueva generación rezagada ante el avance de la ciencia y la tecnología y las necesidades de desarrollo sostenible que tiene el país.
¿Qué se puede hacer para frenar esta situación?
Indudablemente, hay medidas de fondo que se deberían aplicar, pero sería “pedir peras al olmo” esperar que el Gobierno las implemente. El deseo de permanecer en el poder por el poder les impide ver la perspectiva de gobernar para la gente, de perseguir el “bien común” y de garantizar un mejor futuro para nuestras generaciones de estudiantes.
Siendo la educación un tema tan amplio y que compete a varios estamentos de la sociedad (Estado, organizaciones sociales, padres de familia, etc.) y que atraviesa una profunda crisis acumulada en años, sería fundamental convocar a un amplio diálogo que permita alcanzar un acuerdo nacional por la calidad de la educación para definir las bases de ese cambio profundo que requiere la educación boliviana.
Que sea un diálogo abierto y participativo que supere la endogamia propia de reuniones entre autoridades y maestros que terminan mirándose el ombligo y felicitando sus fracasos.
Hasta que se concrete ese acuerdo o que se definan políticas de Estado que permitan superar la delicada situación de la educación, será necesario que, desde el Gobierno, se impulsen importantes acciones orientadas a mejorar, en algo, la calidad del servicio educativo. Entre muchas, se puede señalar las siguientes:
• Evaluar el proceso de aplicación de la Ley 070, Avelino Siñani-Elizardo Pérez que, lamentablemente, ha convertido la escuela en una fábrica de analfabetos funcionales y hacer los ajustes necesarios para superar esa situación.
• Considerar los resultados de la evaluación del Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo (TERCE) 2017 como base para la realizar los ajustes a las asignaturas fundamentales (matemáticas, lenguaje y ciencias) tan necesarias para brindar un servicio que permita a los estudiantes contar con los conocimientos básicos para acceder a nuevos conocimientos.
• Ajustar y racionalizar el currículo. Hay demasiados contenidos enciclopédicos cuyo estudio, memorístico en muchos casos, ya no condice con las posibilidades modernas de acceso a la información; pero, además, es un currículo desactualizado, parcelado en pequeños temas o actividades que requieren una reorganización. Además de lo anterior es importante desideologizar el currículo y darle un carácter más científico.
• Aplicar las competencias constitucionales de las autonomías departamentales en el campo de la educación. El centralismo está asfixiando las posibilidades de gestión local, no solo administrativa sino también de carácter pedagógico o didáctico, e impide la puesta en marcha de experiencias innovadoras que se pueden realizar y luego sistematizar.
• Abordar, adecuadamente, el campo de las ciencias y tecnologías con ítems, equipos y un currículo adecuadamente diseñado.
• Actualizar a los maestros en los nuevos campos de las neurociencias, los procesos sicopedagógicos, las inteligencias múltiples, la inteligencia artificial, etc.
Si seguimos con este listado constataremos que hay muchos desafíos que enfrentar en el campo educativo y las novedades llegarán de ese proceso. El desafío es enorme y hay que avanzar con propuestas y acciones que permitan ver la luz al final del túnel. Seguir con los lamentos no nos conducirá a nada positivo y solo retrasará la aplicación de las posibles soluciones.
Columnas de EDGAR CADIMA G.