Cultura de la transgresión
El drama que viven desde hace días varias familias de La Paz, obligadas a abandonar sus viviendas en peligro de desplomarse por efecto de las lluvias, no es extraordinario y evidencia los riesgos que conlleva la transgresión de las normas, tan común en nuestro país.
“Hay una zona, San Isidro Bajo, (donde una) casa hace más de tres años que está en desequilibrio. Se le pidió que la demolieran, no hace caso el dueño (…) es terquedad de un señor que tiene construcciones ilegales, que ha afectado a otras viviendas”, declaraba ayer en alcalde de La Paz, en conferencia de prensa.
La situación en esa vecindad cuyas edificaciones están construidas en una zona de geología inestable es similar a la que se produjo el mes pasado en Takoloma, al sudeste de la ciudad de Cochabamba, donde más de 330 familias estaban a punto de quedarse sin viviendas, debido a que estas se derrumban pues el terreno cede.
De igual manera que ocurre ahora en la zona San Isidro de la sede de gobierno, los damnificados de Takoloma reclamaban asistencia de la alcaldía para superar los problemas de la pérdida de sus viviendas que se desploman y fueron construidas sin la correspondiente autorización edil.
Y Takoloma no es, en Cochabamba, el único barrio donde se producen derrumbes de viviendas construidas de manera ilegal en terrenos ocupados también de manera irregular.
Hace un mes, luego varios días de lluvia, cinco casas sufrieron daños estructurales serios en la OTB San Pedro de la zona Primero de Mayo, al sur de la ciudad. Un niño y una gestante resultaron heridos luego de que un deslizamiento de mazamorra y piedras les cayera encima.
“Se les ha manifestado que es zona roja, no se puede construir, es peligroso; sin embargo, han seguido construyendo y con el peso hay deslizamientos que son peligrosos y hemos estado trabajando trasladándoles a diferentes lugares, pero hay algunas personas que no quieren moverse”, decía entonces el Alcalde de Cochabamba.
Peor aún, la Unidad de Gestión de Riesgos de la Alcaldía cochabambina identificó que el desplome de una vivienda en es resultado de la obstrucción del flujo natural del agua, provocada por construcciones ilegales en un área verde.
Y en La Paz, “lo que pasa es que hay gente que se ha enviciado: construye en zona ilegal, se le cae su casa y ¿qué quiere? Compensación, quiere que le demos casa en otro lugar, cuando sabe que no debería construir ahí”, señalaba ayer el Alcalde de esa ciudad.
Situaciones como ésas evidencian una cultura de transgresión y oportunismo manifiesta no sólo en circunstancias como éstas, desdichadas para los ciudadanos irresponsables que las provocaron, sino también en instancias del Estado que no dudan en desmantelar la institucionalidad del país.