Votar por aspirantes
Bolivia ya tuvo sus elecciones primarias y fueron un acto de corrupción y despilfarro (29 de enero de 2019). Corrupción, porque el Tribunal Supremo Electoral se excedió en sus funciones al financiar un acto que no era electoral (no había nada que escoger). Despilfarro, porque aquel dinero público se fue directo a la basura (utilidad cero). Hasta ahora nadie fue a la cárcel por ello.
En ese momento, el MAS necesitaba “legalizar” su binomio inconstitucional. Por su parte, la oposición no quería incumplir requisitos para competir. Fue el germen de la crisis política de ese año.
En enero de 2019, un grupo reducido de militantes (28 por ciento del electorado) hizo fila para marcar una papeleta con una sola franja.
Fueron comicios para militantes, primarias cerradas. Así lo señala la ley de organizaciones políticas, aprobada en el evato para seguir adornando la postulación inconstitucional del binomio perpetuo del MAS. Esa ley está vigente, y para 2025, el TSE debería volver a delinquir. ¿Son útiles unas primarias?
Las primarias consisten en votar por aspirantes: en vez de que las cúpulas de los partidos designen candidatos, lo haga la militancia o incluso la ciudadanía.
Las primarias resuelven, por tanto, un problema interno de los partidos, les hacen la vida más fácil.
Carlos Mesa planteó que deben realizarse primarias en el país, pero que éstas deben ser abiertas, es decir, accesibles a todos los electores, independientemente de su filiación partidaria.
García Linera reaccionó con sorna comentando que lo que Mesa pretende es que los votantes opositores se metan a la primaria del MAS y voten contra Evo.
Bien pensada, sería una jugada magistral: con esta mano bloqueas a Evo y con la otra designas a Mesa. Así, las primarias estarían hechas también para que la gente preseleccione a los aspirantes de ambos bandos. Serían el paraíso del voto estratégico. El debate está servido.
Columnas de LA H PARLANTE