La insurgencia democrática en Pacata
Los servidores públicos de la Alcaldía de Sacaba, izando banderas, cantando himnos y alentando un chovinismo decimonónico, fueron a sentar presencia en el territorio de Pacata. Faltaron la caballería y algunas piezas de artillería. El Alcalde de
Cochabamba arremetió con un llamado cordial para que entreguen pacíficamente ese territorio. En otras palabras, exigió una rendición. En este problema limítrofe, cada día que pasa las cosas se descontrolan más. Estas acciones contradictorias de las autoridades ponen en evidencia un vacío de responsabilidad que puede ser devastador. Pacata es ya un paisaje urbano envuelto en sombras, donde los pobladores, que son las verdaderas voces, están siendo silenciados. Romper ese silencio y promover los principios constitucionales y liberales puede dar fin con la injusticia.
Cuando me refiero a esa injusticia, quiero reflejar la idea de la dualidad de superioridades que tratan de imponerse sobre los ciudadanos de Pacata, generando confusión y conflicto en la vida diaria en una zona totalmente poblada en la que ya impera la inseguridad jurídica. Sin una clara dirección sobre a quién se debe obedecer, la población se enfrenta a decisiones difíciles e incomprensibles. ¿A qué alcalde seguir? ¿Cuál es la voz oficial y legítima del pueblo? ¿Dónde se pagan los impuestos? Esta incertidumbre socava la confianza y debilita la organización social. Ha llegado la hora crucial para establecer claridad y coherencia en la autoridad para evitar la interrupción brusca de la armonía en la sociedad.
La realidad es cruda. Pacata prácticamente ya es un mundo sin ley ni normas sociales, la anarquía y el caos pueden ser las reglas básicas. La ausencia deliberada de la ley, el desconocimiento de la opinión ciudadana y de la voluntad popular, para privilegiar solo los actos de la autoridad, tengan por seguro mis lectores, puede desencadenar en una espiral descendente hacia la desesperación. Ojalá que la brutalidad y la indiferencia no se conviertan en moneda corriente, y tampoco las relaciones entre los vecinos de Pacata se vuelvan tóxicas o que el miedo llegue a arraigarse.
Lo extraño es la actitud de los agentes socialistas que pululan en los niveles de decisión política de ambos bandos. Hay que saber reconocer que los famosos progresistas del siglo XXI están formados para desconocer la voz del pueblo e ignorar la diversidad de opiniones y necesidades. Nadie puede negar que la izquierda actual tiene en un enfoque centralizado y burocrático. Ha renunciado a su faceta democrática. Así son los izquierdistas azules que desestiman las soluciones locales y limitan la libertad individual. ¿Cómo pueden representar al pueblo si ignoran sus deseos y perspectivas? Es tiempo de rechazar la imposición ideológica y promover la verdadera participación ciudadana, respetando la diversidad de ideas y empoderando a las comunidades para tomar decisiones que realmente les conciernen.
Entonces, para materializar soluciones eficientes y útiles en beneficio de Pacata, lo mejor es alejar del tablero a las autoridades y los burócratas. Así, los ciudadanos libres con absoluta responsabilidad privativa y respeto mutuo pueden voluntariamente escoger el municipio que mejores opciones de libertad y seguridad jurídica les ofrezcan. Los vecinos de Pacata son personas libres para asociarse y considerar las opciones de gobierno municipal que mejor reflejen sus valores y necesidades. Ni siquiera los tribunales de justicia han estado a la altura de las expectativas para resolver definitivamente el conflicto y menos tiene el poder para hacer cumplir sus decisiones. Una consulta ordenada, un cabildo muy bien regulado o al final un referendo pueden evitar la opresión de los políticos de oficio.
Por supuesto, las autoridades municipales de Cochabamba y Sacaba se negarán a convocar a una consulta popular, pero se puede cambiar esto con una iniciativa ciudadana ejerciendo la facultad a influir sobre las decisiones que afectan a los verdaderos actores: los vecinos de Pacata. Ya deberían unirse para exigir transparencia y participación democrática. Por si no se han dado cuenta los políticos están ignorando la voz de los residentes y los están ninguneando. Ellos deberían hacer sentir su presencia y exigir el derecho a decidir sobre su futuro. No veo otra salida. De no hacerlo, pueden estar seguros de que seguirán jugando con toda la población de Pacata por muchas décadas.
Columnas de MARCELO GONZALES YAKSIC