Filipo y Olga
Olga Vásquez contrajo matrimonio con Filemón Escóbar en la cárcel de San Pedro de La Paz. La boda tuvo lugar en agosto aprovechando los feriados patrios y a escondidas de los padres de la novia. La presunción indicaba que ellos no aceptarían ligar la existencia de su hija con el destino azaroso de un dirigente político y sindical, perseguido por las autoridades e insubordinado militante obrero.
Según contó Olga a Constantino Rojas (“Memorias que perduran”, 10 de marzo de 2024), la ceremonia nupcial tuvo lugar en la celda de Hugo Téllez, la más elegante de la cárcel. Fueron testigos Ricardo Montaño, Julián Aranda y una amiga de la novia, que preparó una jarra de “leche de tigre” para romper el hielo entre los invitados cautivos.
Olga cuenta que Filipo, a exigencia del notario, fue corriendo a buscarse una corbata entre los reos más adinerados. Volvió con el nudo asfixiante y la tembladera de un primerizo.
En 2018 se recordaban 50 años de aquel lazo, pero Escóbar cometió la travesura de morirse antes. Dice Olga que él no pensaba irse y que se la pasaba invitando a todos a sus bodas de oro.
Escóbar pudo salir de la cárcel con estado civil cambiado en 1969. Ahí le tocó enfrentar una “represión” equivalente cuando la familia de su esposa se enteró de la unión en condiciones clandestinas. Elvira, convertida, sin su consentimiento, en suegra del dirigente, no paraba de llorar. Madre e hija fueron hasta Quillacollo a consultar al padre y pedir su venia. Para fortuna de la joven pareja, el progenitor no sólo aceptó los hechos, sino que celebró que su yerno sea ya el inteligente y comprometido líder obrero. Escóbar y Vásquez compartían ideas y, ahora, vínculo familiar.
Esta historia y muchas más quedarán resguardadas en el libro “Filipo y Olga. Extraordinario ser humano y un gran líder”, escrito por Olga Vásquez, la viuda de Filemón Escóbar.
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