Espejismos y realidades
El Ministerio de Economía reiteró por enésima vez la existencia de una especulación por parte de diversos actores económicos e intereses políticos que, según dice, buscan generar inestabilidad económica, política y social con la escasez de dólares.
Según sus datos, al cierre del mes de abril, la banca registró 285 millones de dólares disponibles en físico y se tienen otros 158 millones en inversiones en el exterior, lo que suma 443 millones de dólares.
En sintonía con ello, la ASFI sancionó a 18 entidades financieras (bancos, sobre todo) por la venta de dólares a un tipo de cambio superior al establecido por el BCB.
En otro ámbito, pero de forma simultánea, la ANH admitió ayer que hay un desfase en la programación normal para la distribución de combustibles en el país debido a una sobredemanda de 10 millones de litros de gasolina y diésel oil en lo que va de mayo. Además, señala a las redes sociales de generar alarma.
Como corolario a esta situación, varios grupos de presión han probado organizar bloqueos y marchas en varios sectores del país logrando cierta paralización del aparato productivo (aunque lejos del efecto de otras manifestaciones). Una de sus demandas, es, justamente, la reposición de dólares y combustibles.
No se puede negar la irregularidad en la provisión de estos dos productos, pero también urge dejar en claro hasta dónde se trata de una escasez real y hasta dónde es sólo una especulación de grupos políticos que buscan crear un clima de inestabilidad, de intereses económicos que, de forma mezquina, esconden el producto, y de la misma población que, movida por la paranoia colectiva, acude en masa a buscar los dólares o hace tremendas filas en los surtidores para comprar más de lo que necesita, provocando justamente aquello que se teme: la escasez.
El caso amerita alta responsabilidad, pues si hoy son los dólares y mañana los combustibles, luego serán los alimentos y así.
El Gobierno, por su parte, deberá también dar señales urgentes para demostrar su afirmación de que no es una escasez real, sino sólo una especulación. Para ello, están bien las medidas correctivas, pero más allá de eso, lo que la población exige son también señales reales, dejar de ver colas en los surtidores y que faciliten el acceso a divisas en los bancos. Finalmente, está la transparencia y la comunicación, es decir las señales que le den confianza de que la divulgada escasez son sólo espejismos.
Como remate, estamos los medios y redes sociales con la responsabilidad de verificar la escasez, cotejar datos y números y no dejarnos llevar por un dato que puede ganarnos muchos lectores, pero que de repente no sea una información veraz.