De Tiktokers y otras pendencias
¿Qué tal si los Tiktokers, con esa tamaña capacidad de convocatoria y ese potencial de liderazgo, le sumaran la lectura de algún libro o el análisis de algún tema?
Sin embargo, su éxito se lo mide por la cantidad de likes, el número de seguidores o el dinero que se obtiene. Con un teléfono móvil, cualquiera puede ahora convertirse en una “estrella”.
No obstante ¿Cuánto se posee de conocimiento, de integridad, de entereza, de educación, de profesionalismo, de ciencia, de arte?... Decir que un Tiktoker es grande porque le pagan $us 50 mil más que a un poeta, un artista, un científico o un escritor es una manera facilona de justificar la mediocridad. Los verdaderos Tiktokers no sólo venden productos, sino también transmiten valores, principios y conocimiento. Su contenido busca inspirar a ser mejores personas.
Afortunadamente, existen Tiktokers que ya están demostrando el potencial de esta plataforma para el cambio social. Estos creadores utilizan su influencia para abordar temas como el cuidado del medio ambiente y la superación personal.
Vi, en un medio de considerable reputación, el TikTok de la señorita Layme. Ahí, intenta objetar a La Justa y a quienes le reprochan por autocalificarse como famosa y por afirmar que ella solamente conocía a Karol G., y a ningún boliviano de poca monta. Pero fue incapaz de articular una sola oración completa o un argumento coherente al refutar a sus críticos. Preocupante. Esta situación refleja la lamentable realidad de muchos jóvenes que carecen de habilidades básicas de comunicación y cultura general.
Hay quienes se sentirían más que orgullosos de tomarse una selfie con Maluma, Peso Pluma y otras estrellitas. Pero, sentirse orgullosos de tomarse esa foto con un científico, un pintor, un artista, un poeta, un escritor es demasiado, porque ni siquiera saben de alguno. Es nuestra triste realidad.
Columnas de LUZGARDO MURUÁ PARÁ