El “no-Año Nuevo”
Feriado y ceremonias. Eso tendremos los bolivianos este 21 de junio, como los ocho años anteriores, debido a lo que se ha venido en denominar “Año Nuevo Andino Amazónico Chaqueño”.
La propaganda gubernamental al respecto dice que este 21 de junio es el “Año Nuevo Andino Amazónico Chaqueño” 5532, pero, cuando se pregunta a cualquier funcionario, ninguno sabe decir de dónde sale el numerito. La cosa es así de fácil: tomaron arbitrariamente el cálculo de 5.000 años, como antigüedad de los pueblos americanos, y le agregaron la referencia de 1492, por el año en el que Colón llegó a América, hace hoy 532 años. Si sumamos ambos, sale 5532.
Quien critica esto todos los años es el expresidente Carlos Mesa. Como historiador que es, él cuestiona la falta de rigor histórico en el cálculo ya, por una parte, no hay sustento para lo de los 5.000 años, ya que hay muchas culturas con antigüedades mayores. Además, la llegada de Colón no significó el fin de las culturas ancestrales de América puesto que, por una parte, no fue el primer europeo en llegar al continente y, por otra, la invasión al Tawantinsuyu, o imperio incaico, fue entre 1532 y 1535.
Los datos de Mesa son buenos, pero no toman en cuenta un detalle: el iniciador de este mamotreto fue él porque, cuando era presidente, promulgó la Ley 3018 del 12 de abril de 2005 que declaró “Patrimonio Intangible, Histórico y Cultural de la Nación, al ‘Año Nuevo Aymara’, que se celebra cada 21 de Junio en Tiwanaku, Provincia Ingavi del Departamento de La Paz y otras regiones de Bolivia”.
Ésa fue la base normativa con la que el entonces presidente Evo Morales promulgó la Ley 1128 que “tiene por objeto declarar el 21 de junio de cada año, ‘Año Nuevo Andino Amazónico Chaqueño’, como manifestación y expresión de tradición, cosmovisión y saberes ancestrales de las Naciones y Pueblos Indígena Originario Campesinos del Estado Plurinacional de Bolivia”. Eso ocurrió el 26 de noviembre de 2018, pero lo del feriado es anterior, ya que fue fijado el 1 de mayo de 2016, junto a otras conmemoraciones del calendario boliviano, mediante el Decreto Supremo 2750.
Pero el mayor detalle de este asunto es que, a pesar de la Ley 3018, nunca hubo un “año nuevo aymara” y, por lo tanto, tampoco su derivado forzado, el “año nuevo andino amazónico chaqueño”. Si se revisa las crónicas coloniales tempranas, especialmente la de Guamán Poma de Ayala, se encontrará que, al hablar del calendario de los pueblos andinos, estos siempre señalan a enero como el primer mes del año, así que el año nuevo comienza en su primer día. Guamán escribió que enero era el Capac Raymi.
El 21 de junio es una referencia al Inti Raymi, que los habitantes del Tawantintuyu celebraban con motivo del solsticio de invierno, pero ni siquiera la fecha es exacta, porque se trata de una fiesta movible.
Por tanto, esta celebración no tiene sustento histórico sino, como todo lo que hace el MAS, ideológico, lo que no siempre es saludable para la sociedad boliviana.
Columnas de JUAN JOSÉ TORO MONTOYA