El fraude gonista robó la presidencia a Manfred y fabricó a Evo
En octubre de 2023, el autoproclamado candidato Evo Morales había revelado que el exvoceador presidencial, Jorge Richter, fue uno de los corresponsales de los conflictos sociales del 2003. Y este señaló que Morales “intentó negociar los votos de Manfred Reyes Villa en 2002 para llegar a la presidencia”.
Ambas versiones omiten lo que realmente sucedió. Por un lado, Gonzalo Sánchez de Lozada (Goni) fue responsable de haber hecho todo lo posible para que Manfred Reyes Villa no fuera presidente del Estado el año 2002. Y para peor, de generarle falsas expectativas electorales al “Movimiento al Socialismo-IPSP”, una organización que le usurpó la personalidad jurídica a la Falange Socialista Boliviana y que ahora, tras 18 años, es corresponsable de la peor multicrisis de la historia.
La estrategia gonista por aquél entonces tenía dos componentes: el primero de “guerra sucia” y el segundo de fraude electoral. Ambos están (en parte) explicados en el documental “Our brand is Crisis (Nuestra marca es crisis, 2005 de la televisora HBO, en el que se evidencia la grotesca operación de Greenberg Carville Shrum (GCS), una consultora “de estrategia de campaña política estadounidense”.
La sucia “estrategia” era posicionar a Evo Morales (que para ese momento sólo era conocido por no reconocer a sus hijos y sindicado de las muertes de efectivos policiales y militares en Sacaba), para perjudicar a Reyes Villa. Quien había acumulado capital como gestor público en Cochabamba.
Empero, lo más repugnante había ocurrido en lo electoral. Los por entonces vocales de la ex Corte Nacional Electoral (CNE) fueron denunciados de haber ejecutado una serie de hechos irregulares, como un “corte de luz”, con tal de adulterar los resultados electorales en favor de Goni y de Evo Morales. En ejecución de un modus operandi similar al que usó el masismo en 2019 interrumpiendo el TREP y el Direpre el 2020, respectivamente. De hecho, no es casual que, en octubre de 2019, durante una de sus últimas conferencias de prensa antes de fugar, Morales recordara esos hechos del 2002 cual “alumno bien aprendido”.
A manera de vívido testimonio del fraude gonista podemos citar a Jorge Lazarte (+), exvocal de la CNE, que renunció antes de las elecciones generales de 2002 por su disconformidad con el control político. Lazarte declaró que en esos comicios “efectivamente sí hubo denuncias de irregularidades y observaciones, pero ninguna por parte de Evo Morales, sino por parte de Manfred Reyes Villa.”
Lazarte “recordó que el mismo ministerio Público, que recibió las denuncias, encontró indicios de irregularidades, pero que tampoco continuó con las investigaciones”. Es más, el exvocal afirmó que “los resultados oficiales eran muy distintos a los resultados de boca de urnas.” (Opinión 2013)
Buscando en la prensa de aquella época se puede destacar que el candidato Reyes Villa había denunciado que el expresidente de la CNE, Luis Beltrán, “días antes de los comicios del 2002 se había reunido en su domicilio con Goni”. Tal como hiciera Evo Morales con Choque, expresidente del TSE, dicho sea de paso.
Es así que, denuncias de por medio, durante el 2002 operaron un fraude decimal (sobre todo en el área “rural” de Chuquisaca), cuya votación adulterada quedó con la siguiente diferencia decimal:
-Gonzalo Sánchez de Lozada – MNR: 22.46 %
-Evo Morales – MAS-IPSP: 20.94 %
-Manfred Reyes Villa – NFR: 20.91 %
Es decir que, por robarle la presidencia del Estado a Reyes Villa, el Gonismo del 2002 posicionó fraudulentamente a Evo Morales en un -falso- segundo lugar, generándole falsas expectativas electorales que luego fueron usadas para reproducir su corrompido poder en base al mismo fraude electoral de forma cíclica hasta ahora.
En resumen, los masistas deben saber que son una consecuencia del fraude gonista que el año 2002 le robó la presidencia del Estado a Manfred Reyes Villa.
Columnas de FRANZ RAFAEL BARRIOS GONZALES