Resultados del Censo no reflejan la dinámica poblacional de Bolivia
Se conocieron los resultados “preliminares” del Censo por parte del Instituto Nacional de Estadística (INE), y según estos, Bolivia en 12 años, tendría “11.312.620 millones de habitantes”. Más de un millón menos que su propia estimación oficial.
Por proyecciones del propio INE, a marzo de 2024, Bolivia tenía que haber registrado “12.332.252 habitantes”. Es decir que habría una variación de 1.019.632 aproximadamente. Con lo que el mismo INE anunció de forma preliminar, y lo que todavía harán variar con los resultados finales considerando la variación que hubo entre los años 2012-2013 con el penúltimo censo.
Se debe recordar que el ejercicio censal debió efectuarse en 2022 respetando el criterio de periodicidad. Pero por cálculo político se lo aplazó dos años. Sobre eso, la ahora significativa variación entre proyecciones oficiales y resultados preliminares del mismo INE, acentúa la duda sobre la idoneidad de los modelos de proyección a nivel institucional. Asimismo, reafirma la desconfianza del público bajo sospecha de falta de transparencia y competencia por parte del INE.
El centralismo Arcista ya nos evidenció su falta de decisión política y de profesionalismo delegando a la población decisiones técnicas con un referéndum ilegal. Y ahora nos demuestran, una vez más, su falta de transparencia estadística que impide planificar una visión de país de cara al Bicentenario de la República.
Ya entrados en términos de demografía, que es la disciplina que se encarga del estudio estadístico de las poblaciones humanas, podemos afirmar que en Bolivia no se justifica una contracción en el crecimiento poblacional como el que pretendería reflejar el Ejecutivo con sus datos censales bajo sospecha.
A continuación, se exponen algunas variables que explican la dinámica poblacional.
1) Transición demográfica: Bolivia está en una fase intermedia de la transición demográfica, que se caracteriza por una disminución gradual de las tasas de mortalidad y fertilidad. Sin embargo, el país aún no ha alcanzado la etapa de envejecimiento demográfico acentuado como el que se observa en países más desarrollados sobre todo en Europa, donde la natalidad cae por debajo del nivel de reemplazo (2,1 hijos por mujer aprox.). Aunque la tasa de fertilidad ha disminuido, sigue siendo relativamente alta en comparación con países, manteniendo un crecimiento poblacional expectante.
2) Estructura poblacional joven: La estructura de la población boliviana en los últimos 20 años es predominantemente joven —y femenina—, lo que significa que una gran parte de la población se encuentra en edad reproductiva (salvo excepciones biológicas claro está). Esto contribuye a un crecimiento poblacional continuo, ya que hay más personas que potencialmente pueden tener hijos. La base de la pirámide poblacional garantiza que, incluso con tasas de fertilidad en descenso, el número absoluto de nacimientos sigue siendo significativo a pesar de las voces proaborto.
3) Urbanización y migración interna: La acelerada urbanización y la migración interna hacia ciudades como Santa Cruz, Cochabamba y La Paz han provocado un desplazamiento masivo de la población rural hacia las áreas urbanas en expansión. Llevando a una concentración exponencial de personas en las ciudades, donde las condiciones de vida y oportunidades económicas resultan más atractivas. Como lógica consecuencia, las áreas rurales han decrecido. Este cambio tendrá implicaciones significativas en la nueva geografía electoral y en el diseño territorial de Bolivia.
Finalmente, como el director general ejecutivo del INE declaró que “en diciembre de 2024 estarían entregando los resultados para las circunscripciones electorales, y en el primer semestre de 2025 tendrán la base final del Censo” (sic). Se puede inferir que, como Órgano Ejecutivo, tampoco pretenden cumplir el deber legal de reconfigurar el mapa electoral para las elecciones generales de 2025. Con lo que se concluye que no existe fiabilidad estadística en Bolivia.
Columnas de FRANZ RAFAEL BARRIOS GONZALES