Crisis ciudadana y bienes comunes, la posibilidad de una articulación virtuosa
Nuestro país se encuentra marcado por una crisis política inusitada, por el decaimiento del sistema democrático y el debilitamiento de la representatividad y pertenencia social, que se refleja en una sociedad fragmentada, en la que existen permanentes tensiones interciudadanas que parecen haberse acrecentado a partir de los conflictos sociopolíticos de 2019. Una crisis multidimensional que se refleja también en los irreparables daños ambientales que se generan por efecto de quemas, incendios, en bosques y áreas de reserva de gran riqueza natural. El caso más crítico de esta acción desalmada contra la naturaleza, sin duda alguna constituyen los incendios que se realizan en la Amazonía boliviana.
En este escenario, desde distintos ámbitos sociales se escuchan interpelaciones respecto a la necesidad de “recuperar la ciudadanía”, de generar participación y acciones orientadas a proteger la institucionalidad básica de un Estado de derecho, como una posibilidad casi inapelable de constituirse en la única alternativa viable que nos conduzca a mejores puertos de estabilidad social. Sobre ello se extiende un consenso generalizado, ya que esta fórmula condensa un ideal respecto de cómo mejorar el vínculo que nos une en tanto miembros de una nación o sociedad.
Sin embargo, detrás de este aparente acuerdo existen diversas formas de concebir aquello que supone “construir ciudadanía”, derivadas de los diferentes enfoques históricos de concebir lo ciudadano, desde las posiciones más conservadoras hasta las más liberales, desde las más jerárquicas y cerradas hasta las más comunitaristas. Estas miradas tradicionales de ciudadanía han ido ajustándose, producto de las mismas dinámicas sociales e históricas, particularmente debido a las diferentes luchas ciudadanas y su impacto en las configuraciones sociales. Por otra parte, emergen nuevas formas de concebir la ciudadanía, desde nuevas perspectivas se abre la discusión de la ciudadanía a nuevas categorías y variables, a nuevos espacios y fronteras, que enriquecen la discusión en el marco de una sociedad compleja y diversa.
Se ubica así, la mirada sobre la teoría de la gobernanza de los bienes comunes, como una potencial posibilidad para revitalizar la discusión en torno a los enfoques tradicionales de ciudadanía que, pese a concebirse como un concepto polisémico, no logran rebasar aún el marco de discusión estructural de las tres perspectivas tradicionales (republicana, liberal y comunitarista). Las dimensiones que adquieren los comunes, como recursos, como prácticas socioculturales y, particularmente, como posibilidad de generar prácticas y propuestas políticas, pueden constituir un aporte valioso para la emergencia de nuevas formas de comprender la ciudadanía, que remiten a entenderla como acto o agencia (Ramirez, 2019). Comprender la ciudadanía como agencia supone verla desde el despliegue de los “actos” ciudadanos, a partir de los cuales “independientemente del estatus o la sustancia, los sujetos se constituyen a sí mismos en ciudadanos, o mejor aún, en aquellos a los que se les debe ‘el derecho a tener derechos’” (Isin, 2008, p. 2), considerando también la condición del cumplimiento de sus obligaciones.
Así, mediante esta nota, retomamos en el CESU el debate acerca de los bienes comunes, explorando el potencial emancipador que tienen en las luchas contemporáneas por su defensa y recuperación, en conexión con el desarrollo de una ciudadanía robusta, sustantiva y no meramente formal como el que ha sido promovido desde las democracias capitalistas. En este sentido, ¿una ciudadanía sustantiva podría constituir condiciones favorables para la defensa y recuperación de los bienes comunes en el corto y mediano plazo?, y viceversa, ¿la exitosa defensa y recuperación de los bienes comunes, podrían contribuir a la emergencia de nuevas formas sociales de ciudadanía, más allí de los límites impuestos por los sistemas hegemónicos?
Invitamos al público en general, para que siga esta reflexión en las próximas entregas de la columna desde el apunte de los investigadores del Centro de Estudios Universitarios (CESU) de la Universidad Mayor de San Simón.
Columnas de Raúl R. Delgado Burgoa