Gastronomía en movimiento
¿Es posible vivir de la gastronomía? Hay ejemplos cercanos en Perú y Argentina que demuestran que la combinación de saberes ancestrales e innovación puede marcar una diferencia.
Bolivia siempre ha sobresalido por su vocación para la gastronomía, pero en los últimos años ha dado pasos certeros para hacer de esta característica una alternativa para su economía y una veta inagotable de talento y creatividad.
Hoy en día la gastronomía es considerada parte de la denominada economía naranja, es decir, que la elaboración de los alimentos que se consumen en la calle, en los mercados y restaurantes es parte de toda una cadena productiva.
La economía naranja es una herramienta efectiva para encarar los desafíos sociales y económicos a partir de las destrezas locales, los saberes ancestrales y los recursos naturales.
Sin embargo, ¿será que en Bolivia se hace lo necesario para que la gastronomía repunte y sea una fuente interesante de ingresos para los bolivianos?
Hasta ahora gran parte de la iniciativas e inversiones provienen del sector privado. Por ello, sobresalen, en La Paz y Santa Cruz, emprendimientos como Popular y Pallawy, Gustu, Ancestral, Alipacha y Sach’a Huaska.
En 2024, el reconocido restaurante boliviano Gustu de La Paz nuevamente figura como uno de los mejores de Latinoamericana al estar en el puesto 38 del ranking. Sus logros no son una casualidad, sino el resultado de una filosofía de trabajo y de revalorización de la comida nativa.
Otra muestra de la importancia de la gastronomía es la creación de los mercados turísticos que impulsan varias organizaciones para valorizar la comida nacional en los centros de abasto. La iniciativa capacitó a las caseritas del mercado 27 de Mayo de Cochabamba y, además, se las preparó en el uso de nuevas tecnologías como el uso del QR para cobrar por sus servicios.
La iniciativa busca que los turistas que acuden a los centros de abasto se deleiten con los sabores, se lleven entre sus buenos recuerdos el gusto de la comida boliviana y retornen a visitarnos.
En Bolivia, gran parte de las iniciativas e inversiones provienen del sector privado. En tanto, que ministerios como el de Culturas y Turismo, y de Desarrollo Productivo y Economía Plural fomentan el conocimiento y la promoción de los productos nacionales. Una de esas actividades de fomento a la gastronomía es la elección de los platos bandera de cada región.
Sin embargo, es necesario generar políticas enfocadas en impulsar a la gastronomía con la perspectiva de convertirla en un sector estratégico para el consumo y la generación de ingresos y fuentes de empleo. Un respaldo real a este sector que transcienda lo simbólico o las declaraciones de capitales de determinado plato.