Desastres y sus responsables
La intensidad, duración y consecuencias de las lluvias en cinco departamentos del país —a sólo cinco semanas de iniciarse su temporada— perfilan una situación crítica que, como muestra la experiencia de años pasados, va empeorarse.
Como es natural, las instancias estatales correspondientes se activan para asistir a los damnificados en tareas que deberán extenderse por varias semanas después de los desastres.
No es la primera vez que enfrentamos una situación similar, tampoco será la última ni la más penosa y es muy probable que las siguientes sean peores.
Los aludes de lodo, deslizamientos de terrenos y desbordes de ríos y torrenteras han provocado, según los reportes difundidos hasta anoche, 11 fallecidos, una desaparecida y al menos 110 viviendas siniestradas en Bajo Llojeta, La Paz, que “serán reconstruidas” de acuerdo con el anuncio del Ministro de Obras Públicas.
Es cierto que nada se puede hacer para siquiera mitigar las lluvias torrenciales ni la fuerza de los caudales engrosados por las precipitaciones.
Pero moderar los efectos de los fenómenos naturales sí es posible. Para eso, es imprescindible asumir que contribuimos a que los desastres ocurran, o al menos a que sus consecuencias sean mayores y más graves.
Porque somos responsables de que se produzcan situaciones peligrosas y se desencadenen siniestros con consecuencias fatales y pérdidas materiales: los ciudadanos al botar nuestras basuras en ríos y torrenteras o construir en sitios de riesgo y las instancias estatales —o al menos sus funcionarios dolosos— al permitir asentamientos ilegales.
En Cochabamba, por ejemplo, existe el “riesgo inminente” de más inundaciones por ese motivo.
“Lo que hemos encontrado en nuestras inspecciones es alarmante: cuencas, ríos y desagües están llenos de basura, escombros e incluso animales muertos”, decía ayer el coordinador de Defensa Civil del Ministerio de Defensa en este departamento.
“Esto no sólo agrava la situación, sino que refleja una falta de acción y previsión, tanto de las autoridades como de los ciudadanos”, agregaba el funcionario en declaraciones ofrecidas a un canal de televisión.
Y en La Paz, en Bajo Llojeta, las imágenes del desastre ocurrido hace más de una semana mostraban viviendas cubiertas de lodo construidas en el lecho de un río, pegadas a las paredes de la quebrada.
“Es una muestra de la crisis estructural en la que se vive, no sólo en el municipio de La Paz, sino en muchos del país”, decía al día siguiente del siniestro el Viceministro de Defensa Civil.
Es una alerta de largo aliento que deberíamos tener en cuenta todos los días.