Caos y cierre de vías
Cada día, cientos de personas se ven atrapadas en interminables filas por la congestión vehicular que se ha convertido en un problema recurrente en nuestra ciudad, impidiendo que la población pueda llegar a tiempo a sus actividades.
Y es que cada vez resulta más difícil desplazarse de un lugar a otro no sólo por el congestionamiento, sino por las vías y puentes que se cierran de un momento a otro y sin previo aviso ni desvíos. Además, no hay una ruta adecuada para el transporte pesado que pasa por las avenidas más transitadas.
Cochabamba cuenta con un parque automotor de 523.695 unidades, más de la mitad circula en la ciudad. A ello se suma que es una zona de tránsito del tráfico vehicular entre occidente y oriente.
A diferencia de lo que ocurre con las empresas que prestan servicios de energía eléctrica y telefonía, que están obligadas a informar de sus cortes, porque se entiende que los usuarios se verán afectados, no ocurre lo mismo con las empresas que ejecutan obras, ya sea la Alcaldía, Semapa y otras instituciones, que pueden cerrar cuadras completas o puentes sin avisar.
Sólo algunas instituciones cumplen con publicar un aviso en su página de Facebook. Sin embargo, se trata de sitios que tienen entre 20 mil y 200 mil seguidores, cuando el impacto de una medida puede afectar a más población en una ciudad que tiene más de 661 mil habitantes.
Así que casi siempre resulta ser una sorpresa encontrarse con calles cerradas por trabajos y hasta con puentes amurallados con calaminas, como sucedió recientemente en la zona del aeropuerto por las obras del tren, que se ha convertido en un atolladero.
La situación es similar en la avenida Blanco Galindo y Perú, donde los motorizados deben dar toda una vuelta por las obras del distribuidor vehicular. Ya no hay control de la guardia municipal y sólo quedan pequeñas barricadas de cintas amarillas y neumáticos en las calles cerradas. Así que los vehículos se dan modos para transitar, y muchas veces circulan en contrarruta para salir de otro atolladero.
La solución al caos vehicular tendría que partir necesariamente por tener mecanismos de comunicación efectivos para que la mayor parte de la población conozca los cierres que se realizarán y los desvíos que se han previsto. Además, se debe contar con un plan de movilidad urbana que ordene la circulación del transporte pesado, que por ahora circula como cualquier otro motorizado.
Es hora de buscar soluciones reales y efectivas para este problema que nos aqueja a todos a través de planes inmediatos y a mediano plazo.