El problema de la basura
Ningún municipio del eje metropolitano de Cochabamba, desde Sacaba hasta Sipe Sipe pasando por Cercado, solucionó el manejo de sus residuos sólidos, a pesar de la existencia del Consejo Metropolitano Kanata, liderado por la Gobernación, que se fijó la meta de hallar una solución al problema, pero no consiguió más que emitir actas declarativas.
Hoy, la ciudad de Cochabamba está nuevamente perjudicada con un nuevo bloqueo en K’ara K’ara. Y, aunque, con menos frecuencia que Cercado, Quillacollo, Colcapirhua y Sacaba también enfrentan conflictos por el funcionamiento de sus botaderos ubicados en zonas de expansión urbana.
No hay un año, desde hace tres décadas, que Cochabamba no soporte el bloqueo del acceso a su relleno sanitario y que se repita la historia: la ciudad entera convertida en un muladar.
Muchos aún deben recordar el bloqueo más largo en plena pandemia de Covid-19, que provocó que el vertedero esté cerrado por más de 13 días seguidos. Y en 2020, estuvo cerrado 60 días a causa de 10 bloqueos.
Esa temporada, Los Tiempos informó que “El municipio de Cochabamba está al borde de una catástrofe sanitaria por la acumulación de basura en la ciudad a causa del bloqueo en el botadero de K’ara K’ara, que ha generado un riesgo adicional a la pandemia del Covid-19”.
Los 10 bloqueos se originaron por variadas causas que demuestran que el botadero se utiliza como un mecanismo de presión para lograr diferentes demandas. Esa dinámica perversa se intensificó desde 2010 por la sentencia que dispuso su cierre técnico.
Desde 2012, funciona bajo la presión de los plazos determinados por la Sentencia Constitucional 1974/2011, que establece que la Alcaldía de Cochabamba tiene prohibido depositar basura en K’ara K’ara, a partir del 1 de enero de 2010.
Por más de una década, su cierre sirve para avivar los conflictos y para que la Alcaldía de Cochabamba destine cada año un presupuesto especial, 200 millones de bolivianos en 2025, para cubrir las demandas de obras de los barrios que están en el área de influencia del relleno sanitario. Aunque muchos de los asentamientos aún tienen una situación legal irregular.
Cada nuevo bloqueo de K’ara K’ara debería servir para interpelar a las autoridades, desde la Gobernación hasta los alcaldes, sobre por qué no se avanza con una solución integral para un problema en común: la basura. También, a los ciudadanos que mantienen prácticas que no contribuyen a reducirla.
Es momento que la Autoridad Ambiental, la Gobernación de Cochabamba, vele por todos: por una ciudad que está expuesta a las enfermedades por la gran cantidad de basura en las calles y por quienes viven cerca del vertedero para que el manejo sea el adecuado.