A 25 años de la “Guerra del Agua”
Han pasado ya 25 años de la “Guerra del Agua” en Cochabamba, la movilización más relevante de la historia contemporánea del departamento y que dio inicio a otras manifestaciones por la defensa de los recursos naturales, como la “Guerra del Gas”, en El Alto. Sin embargo, sigue latente la pregunta: ¿Valió la pena?
Sin duda cada uno y en especial los que vivieron esos más de 10 días de intenso conflicto, que dejó un muerto, el joven Víctor Hugo Daza, y más de 100 heridos tendrá su propia opinión.
El recuerdo de esos días de una ciudad agitada y movilizada aún permanece en la memoria de muchos de los que fueron testigos de esa protesta que evitó la privatización del servicio de agua potable y frenó la posibilidad de que las fuentes de agua corran la misma suerte.
El conflicto que comenzó a incubarse en enero y febrero con los reclamos de los regantes por la privatización de sus pozos y otras fuentes de agua se extendió a la ciudad de Cochabamba. Se agudizó por el plan del Banco Mundial, a través de la transnacional Bechtel, de privatizar Semapa, empresa que brinda el servicio de agua potable a la ciudad, mediante la creación del consorcio Aguas del Tunari.
El cambio a un nuevo régimen de administración incidió directamente en el bolsillo de la gente por el incremento desmedido de las tarifas del agua potable.
En medio de la movilización surgió la denominada Coordinadora del Agua y de la Vida, que sirvió para articular las demandas: rechazo a la privatización del agua, y exigió la salida de Aguas del Tunari y la anulación de la Ley 2029, que podía derivar en la privatización de los recursos hídricos de las comunidades campesinas.
Este capítulo de la historia cochabambina marcó un quiebre entre el modelo de privatización de los servicios básicos y el público. Por ello, también se incluyó el derecho al agua en la nueva Constitución Política del Estado.
El artículo 373 señala: “El agua constituye un derecho fundamentalísimo para la vida, en el marco de la soberanía del pueblo. El Estado promoverá el uso y acceso al agua sobre la base de principios de solidaridad, complementariedad, reciprocidad, equidad, diversidad y sustentabilidad”.
En una región donde el acceso al agua siempre fue limitado, la “Guerra del Agua” representó una oportunidad para visibilizar la necesidad de reducir las brechas de su acceso y que no se convierta en un recurso privilegiado.
A 25 años de la “Guerra del Agua”, aún hay mucho por hacer para que el 100 por ciento de la población acceda al agua. En Cochabamba todavía hay barrios que dependen de la dotación del agua de las cisternas. También está pendiente concretar la inclusión del control social en Semapa, debido a que la elección de directores ciudadanos fracasó.