José ‘Pepe’ Mujica
La vida inmensa de José ‘Pepe’ Mujica se apagó a sus 89 años, pero su enorme legado político, humano y social continuará por generaciones. A partir de su llegada a la presidencia de Uruguay, este líder carismático y sencillo cobró notoriedad y su palabra transcendió fronteras por su autenticidad.
Sin embargo, mucho antes de volverse una figura reconocida de la izquierda latinoamericana en el plano internacional, ya fue una persona profundamente coherente con su vida, sus ideas y su lucha.
¿Quién era José “Pepe” Mujica? Se puede decir mucho de este líder incomparable, pero comenzaremos diciendo que era hijo de Demetrio Mujica y Lucy Cordano. Además de descendiente de vascos, que en 1842 llegaron a Uruguay, está emparentado con políticos reconocidos, como Gabriel Terra, quien en la década del 30 fue presidente y dictador.
Su padre era un agricultor que cayó en la quiebra poco antes de fallecer, en 1940, cuando Mujica era un niño. Su madre se encargó de su crianza y logró que culmine el bachillerato en un liceo público de su barrio. Ya en su juventud comenzó a militar en grupos de izquierda.
En 1964, empezó a formar parte del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, con el que se involucró en actividades guerrilleras. Estuvo preso durante 15 años de su vida, mucho tiempo lo recluyeron en un pozo del cual sólo salía a caminar una o dos veces al mes. En ese largo castigo, incluso, aprendió a alimentar a los ratones para no enloquecer.
“Emergió del agujero más sabio, solía contar y volvió a lo suyo: la política. En 1994, fue electo diputado por Montevideo; en 1999, senador; en 2010, presidente de Uruguay, con casi el 55% de los votos. Pepe Mujica fascinó al mundo como un oráculo de la austeridad y la sencillez, una rara avis que al final de sus días lanzaba advertencias con pesimismo, pero sin perder la fe en el hombre”, publicaron los medios tras su deceso a causa de un cáncer.
Mujica hasta el final fue consecuente con sus ideas, un referente de la civilización y estaba convencido de que los cambios en el mundo se originan en cada persona.
“Yo me dediqué a cambiar el mundo y no cambié un carajo, pero estuve entretenido y le di un sentido a mi vida. Moriré feliz. Gasté soñando, peleando, luchando. Me cagaron a palos y todo lo demás. No importa, no tengo cuentas para cobrar”, dijo al diario madrileño El País, en octubre de 2024.
Mujica deja a la humanidad un legado de esperanza y de fe. Siempre se mostró optimista sobre el futuro y los jóvenes. Ellos fueron el blanco de sus mensajes: los animaba a no rendirse y a levantarse.
Pese a su dura existencia, no demostró odio ni resentimiento. Por eso, una de las frases que perdurará y lo define mejor es: “En mi jardín, hace décadas que no cultivo el odio porque aprendí una dura lección que impuso la vida: el odio termina estupidizando, porque nos hace perder objetividad frente a las cosas”.