Bolivia ve “cinismo” en Chile por acusar al país de no preservar el Silala
El abogado Rodman Bundy, en la segunda sesión de alegatos orales de Bolivia, demostró ayer con evidencias documentales que Bolivia garantiza el flujo de las aguas del Silala hacia Chile, en su estado artificialmente mejorado, y cuestionó el “cierto cinismo” del país vecino, porque acusa de incumplir con obligaciones de preservación, cuando por más de 100 años tiene uso expedito y total de la vertiente, no sólo para locomotoras, sino también para consumo, minería e industria salitrera.
“Chile ha sido libre hasta hoy de utilizar todas las aguas del Silala como quería y Bolivia nunca ha impedido ni causado el más mínimo perjuicio a estas actividades. Dado este estado de cosas, y unido al hecho de que no existe ninguna base fática o jurídica para las afirmaciones de Chile, que Bolivia ha incumplido alguna obligación contraída con Chile, en relación al Silala, hay un cierto cinismo en las afirmaciones de Chile. ¿Cómo puede Chile, que ha tenido un uso libre de las aguas del Silala durante décadas, aguas cuya cantidad y calidad, Bolivia nunca ha comprometido en absoluto, cómo puede Chile acusar a Bolivia de incumplimiento?”, declaró el jurista.
Bundy rebatió las dos acusaciones de Chile que formuló en sus alegatos, con petitorio a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) para que obligue a Bolivia preservar las aguas del Silala y mencionó los argumentos del equipo de abogados chilenos el viernes, sobre supuestas actividades en territorio boliviano que afectarían al flujo y calidad del agua.
Conclusiones
En el relato de Bundy, expuso las dos afirmaciones de Chile que están detalladas en las letras D y E de sus alegatos. La primera menciona: “Bolivia tiene la obligación de tomar todas las medidas apropiadas para prevenir y controlar la contaminación y otras formas de daño a Chile, resultantes de sus actividades en cercanías del río Silala”.
La segunda conclusión de Chile refiere: “Chile alega que Bolivia tiene la obligación de cooperar y proporcionar a Chile una notificación oportuna de las medidas planificadas que puedan tener un efecto adverso sobre los recursos hídricos compartidos, de intercambiar datos e información y de llevar a cabo cuando proceda una evaluación de impacto ambiental a fin que Chile pueda evaluar los posibles efectos de dichas medidas planificadas, obligaciones que Bolivia ha incumplido, en cuanto a su obligación de notificar y consultar a Chile respecto de las actividades que puedan afectar las aguas del río Silala o su utilización por parte de Chile”.
Incremento de caudal
Bundy rememoró con documentos que desde la concesión de aguas a la empresa anglochilena, Ferrocarril de Antofagasta a Bolivia (FCAB), no impidió el curso de la vertiente y tampoco consolidó alguna iniciativa que afecte al caudal, que fue incrementado entre 11 y 33 por ciento con los canales que construyó le empresa privada para llevar aguas abajo, en Chile.
No hay pruebas de contaminación
Rodman Bundy expresó que “los hechos demuestran que no hay disputa entre las partes sobre la necesidad de tomar medidas adecuadas para prevenir y controlar la contaminación”, añadiendo que “los hechos que he analizado no demuestran que tengan puntos de vista diferentes sobre la obligación de controlar la contaminación u otras formas de daño transfronterizo significativo, respecto de las cuales, recuerdo que no ha habido absolutamente ninguna emanación de Bolivia”.
Con ello, el jurista recalcó: “En resumen, en ningún momento, incluso desde el surgimiento de la controversia a finales de los 90, Bolivia ha realizado actividades que pudieran tener un efecto adverso significativo para Chile con respecto a las aguas del Silala”.