Analistas: Gobierno enfrenta la crisis con negación y medidas desordenadas
Los dólares son cada vez más difíciles de encontrar en el país, los bonos “soberanos” caen en casi un 50 por ciento y las principales calificadoras del mundo creen que aumenta el riesgo de que Bolivia no pague sus deudas.
El gobierno de Luis Arce Catacora enfrenta esta crisis con negación y medidas desordenadas, señalaron dos expertos en materia financiera que participaron de una charla organizada por Diálogos al Café, el pasado jueves.
“En vez de afrontar la difícil situación económica que tenemos, el gobierno está sacando unas medidas desordenadas y poco ortodoxas, inclusive que causa más daño que beneficio”, señaló el presidente de la calificadora AESA, asociada a Fitch Ratings, Rudy del Castillo.
En la misma línea, el asesor en mercados financieros, Jaime Dunn, apuntó: “Es importante hacer nota del alto nivel de negación que se tiene del Gobierno. Las calificadoras generan información y dan sugerencias. Lamentablemente, en vez de tomar el gobierno esto como sugerencias para actuar en el futuro, hay una negación muy alta”.
Los bonos que Bolivia emitió años atrás y que fueron anunciados como una señal de que los inversionistas confiaban en la economía nacional han caído de valor. Los que vencen este año a 69 centavos de dólar, los que vencen en 2028 a 52,7 centavos y los que vencen en 2030 a 87,9 centavos.
Dunn comentó que para que el Presupuesto General del Estado (PGE) 2023 “funcione” se deben colocar hasta 2.000 millones de dólares en nuevos bonos con el fin de obtener más créditos. Sin embargo, con mayor riesgo, las tasas de interés subirían al menos a 13,6 por ciento, una deuda sumamente cara.
Y es que las principales calificadoras otorgaron a Bolivia puntajes cada vez más bajos. Fitch Ratins le dio B-, Standard & Poor’s la mantuvo en B bajo vigilancia y Moody’s le bajó a Caa1 (ver infografía). Esto pone a Bolivia junto a países como Barbados, Bosnia, Kenia, Egipto, Camboya, Nicaragua, Uganda, Irak, Angola y Ecuador.
Las razones de este descenso fueron varias, entre ellas: la caída de las Reservas Internacionales Netas (RIN) y la credibilidad externa, un panorama cada vez más difícil para acceder a financiamiento externo, pasar de exportar a importar energía, la resistencia a ajustes cambiarios y fiscales, desequilibrio fiscal por subsidio a combustibles, proyección creciente a la baja, riesgos políticos constantes, y riesgos de ajustes desordenados y políticas poco ortodoxas, recordó Del Castillo.
¿Qué es una calificación y para qué sirve?
Del Castillo explicó que la calificación de riesgo es una evaluación de la posibilidad que tiene un país para cumplir sus obligaciones (entre éstas pagar sus deudas). La más alta es AAA, cuando la posibilidad de incumplimiento es muy baja. En niveles de CCC hay una posibilidad lde incumplimiento bastante alta. Quienes más se interesan en las calificaciones de un país son os inversionistas, bancos, gobiernos, prestamistas, entre otros.
El representante de AESA señaló que se evalúa tanto la “capacidad de pago” como la “voluntad de pago”. En la primera se valoran aspectos como la situación macroeconómica y factores estructurales, finanzas públicas, políticas monetarias y controles de cambios, finanzas externas, riesgos de transferencias y convertibilidad.
Una comparación de las calificaciones que recibió Bolivia desde el ingreso del MAS al poder evidencia un periodo de ascenso seguido por uno de descenso, similar a lo ocurrido con los ingresos por venta de gas, el flujo de las RIN y la economía en general.
El Ministerio de Economía rechazó estas bajas calificaciones arguyendo que no se tomó en cuenta la baja inflación del país, el alza de los precios de combustibles, la reducción del déficit fiscal y la influencia negativa por la crisis entre Rusia y Ucrania.
Negar la realidad
“En vez de ser un país que tome la crítica y la sugerencia de manera positiva, estamos poniendo de alguna manera una especie de excusas a las calificadoras de riesgo y a las calificaciones que nos han dado. Hay un estado de negación muy grande”, dijo Dunn.
“Si el gobierno no toma las cosas más en serio de lo que está haciendo y admite que hay un problema y que se necesitan hacer ajustes, creo que la situación viene claramente hacia un desastre”, concluyó Del Castillo.
Mientras tanto, las medidas adoptadas por el Ejecutivo (repatriación de dólares de empresas públicas, bonos remesas, tipos de cambio preferenciales a exportadores y venta directa de divisas al público con programación de más de un mes) generaron incertidumbre y mayor temor en la población. Los problemas estructurales, sin embargo, continúan.
¿Y los dólares?
Los dólares en el sistema financiero, prácticamente, se terminaron, lo mismo que en las RIN, pero el tipo de cambio continúa manteniéndose alrededor de los 7 bolivianos por dólar, debido a la fuerte represión gubernamental contra cualquier tipo de alza y, probablemente, a un enorme flujo de dólares (entre 7.000 y 8.000 millones) que se mueven en el mercado informal, según estimaciones que hizo Dunn. Esto evita por el momento una crisis más pronunciada y mayor desequilibrio.