Mujeres ocupan la primera línea de las trincheras en tiempos de sequía
Las mujeres ocupan la primera línea de las trincheras durante las sequías, inundaciones y otro tipo de desastres naturales, a pesar de ser el grupo más vulnerable a los efectos del cambio climático, señalaron los expertos.
La sequía afecta por segundo año consecutivo a Bolivia, y las comunidades del área rural y periurbana son las más perjudicadas. Los cultivos se secan, los animales mueren por falta de forraje y escasea el agua para el consumo.
Unas 500 comunidades de siete departamentos del país están afectadas por la sequía, de acuerdo con los últimos datos del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras. Las mujeres son las que llevan la peor parte, porque se redobla su jornada laboral y sus responsabilidades.
Caminan kilómetros
La sequía hace que las mujeres y, en muchos casos, las niñas caminen más kilómetros en busca de agua y leña para cocinar y ocuparse de las tareas del cuidado de la familia, responsabilidad que aún pesa sobre ellas, explicó la directora del Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (Cipca), Nancy Camacho.
Las mujeres se quedan sin acceso directo a productos frescos, porque las hortalizas que cultivan en sus parcelas se secaron por la falta de riego. “Lo mismo pasa con los cereales y la papa que son la base alimentaria de los comunarios y habitantes de los pueblos originarios”, dijo la investigadora.
Camacho señaló que uno de los efectos de la sequía es la migración. Los hombres salen de sus comunidades porque perdieron sus cosechas y migran a los centros urbanos en busca de trabajo para sustentar a sus familias.
Por lo tanto, toda la responsabilidad familiar recae en las mujeres y los niños, cuya carga laboral se duplica. “Deben caminar el doble en las tareas de pastoreo en busca del forraje que aún no se haya secado”, explica.
Doble jornada
Ante la ausencia de los hombres, las mujeres deben asumir las obligaciones sociales en las comunidades, como la limpieza de canales, la participación en las juntas escolares o las tareas comunarias que correspondan, además de las labores de cuidado de sus casas.
A la doble carga de trabajo, se suman los efectos negativos emocionales, como el estrés y la ansiedad, porque la responsabilidad de los alimentos recae en las mujeres. “Hay que alimentar a la familia y los niños tienen hambre y no entienden que falta comida por la sequía”, indicó el director ejecutivo de la Plataforma boliviana Frente al Cambio Climático, Juan Carlos Alarcón.
Pobreza
Las mujeres son más vulnerables a los efectos del cambio climático que los hombres, debido, principalmente, a que viven en condiciones de pobreza en mayor proporción y dependen más para su sustento de aquellos recursos naturales más amenazados la sequía.
Aliadas estratégicas
Así como los efectos recaen en las mujeres, ellas son las aliadas estratégicas para coadyuvar en las tareas de mitificación de los efectos del cambio climático, porque son conocedoras de su territorio y son capaces de identificar los sitios clave que deben ser protegidos para garantizar su subsistencia. “Ellas conocen dónde está cada uno de los afluentes u ojos de agua y ayudan en su conservación y en su protección”, señaló la técnico social de Cipca, América Torres.
Las mujeres tienen sólidos conocimientos y experiencias que pueden ser incorporados en las propuestas de mitigación del cambio climático y la reducción de desastres medioambientales, así como en las estrategias de adaptación, explicó Torres.
La profesional destacó el aporte de las mujeres en el reconocimiento de su territorio. “Tienen el conocimiento de graficar toda su comunidad que llegan a conocer en sus tareas de pastoreo y búsqueda de agua para sus casas, para sus chacos y sus animales”, dijo.
Cambio climático
En Bolivia, dos departamentos emitieron su declaratoria de desastre por la crisis hídrica: Potosí y Oruro. En ambas regiones, los comunarios pierden su ganado y el nivel de los afluentes baja por la crisis hídrica.
Los expertos hídricos anticiparon que la situación se prolongará hasta el próximo año e incluso por más tiempo, por el fenómeno de El Niño que se presenta con sequías e inundaciones en varias regiones.