El Gobierno boliviano informa que se quemaron más de 2,6 millones de hectáreas en 2023 y 4 millones en 2022
El Gobierno boliviano informó este domingo que se quemaron más de 2,6 millones de hectáreas en 2023 y que en la actualidad solo quedan tres incendios activos de los 21 registrados en las anteriores semanas.
El ministro de Defensa, Edmundo Novillo, indicó en el canal estatal Bolivia Tv, que este 2023 se quemaron 2.669.459 hectáreas que es una cantidad menor a la de 2022 en el que se ardieron más de cuatro millones de hectáreas.
Recordó que en 2019 hubo una quema "crítica" en el país en el que se quemaron más de 5,3 millones de hectáreas y que estas situaciones suceden por los chaqueos, la quema de las parcelas para preparar la tierra para la siembra, pero también suceden por pequeños incendios que se generan y que se descuidan.
Agregó que en la actualidad quedan tres incendios activos de los 21 registrados las pasadas semanas en los departamentos de Santa Cruz, en el oriente del país, en la amazónica Beni, en La Paz y el Trópico de la central Cochabamba.
Los incendios activos se registran en tres municipios de La Paz y Novillo sostuvo que siguen trabajando para sofocar el fuego y resaltó que las quemas se "han reducido drásticamente".
Añadió que ayudaron las lluvias en algunas partes, pero también el trabajo de las Fuerzas Armadas para sofocar los incendios.
De la misma forma, Novillo sostuvo que desde junio hasta la fecha hubo 110 incendios en total y que se realizaron 276 operaciones para apagar el fuego, pero que han ido "redoblando esfuerzos" para que actualmente solo haya tres incendios.
Bolivia afronta desde hace varios meses una intensa sequía que afecta a gran parte de su territorio y que amenaza las provisiones de agua en algunas ciudades, mientras que en el campo el líquido es escaso para el ganado y la producción de alimentos, además de los incendios.
El combate a los incendios se centra en municipios en La Paz, Santa Cruz y Beni, en los que se han desplegado 3.780 bomberos y se hacen operaciones de descarga de agua mediante helicópteros.
Las quemas e incendios forestales así como los reportes sobre los niveles de contaminación del aire empujaron a algunos legisladores y ambientalistas a exigir al Gobierno de Luis Arce la declaratoria de "desastre nacional", ya que en varias ciudades se suspendieron las clases en los colegios por la mala calidad del aire.
Sin embargo, Novillo sostuvo que no es necesario declarar emergencia nacional o pedir ayuda internacional.
También solicitaron la anulación de las normas que desde hace unos años autorizan las quemas que se practican en el campo para la habilitación de las tierras para la siembra.