Arce dice que diálogo por mar no está cerrado; piden política de Estado seria
Cuando el país ya conmemora el Día del Mar con diversos actos cívicos, especialistas en derecho internacional coinciden en que, a casi seis años de la derrota en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya y a 145 años de la pérdida del litoral, Bolivia carece de una “política de estado” en el ámbito de las relaciones internacionales para la solución del diferendo marítimo con Chile.
En tanto, el presidente de Bolivia, Luis Arce, ratificó el martes que la aspiración del país de recuperar el acceso soberano al océano Pacífico perdido ante Chile es “irrenunciable” y que la posibilidad del diálogo no está cerrada.
Según los analistas, el duro revés que sufrió Bolivia el 1 de octubre de 2018 (fallo de la CIJ que dio la razón a Chile) no significa que el país no tenga opciones para continuar con su demanda de una “salida libre y soberana al océano Pacífico”; por el contrario, se tiene que estudiar toda la gama de opciones desde la “diplomacia hasta una nueva demanda en estrados internacionales”.
“El derecho a la salida soberana al mar de los bolivianos es irrenunciable y ese fallo nos deja dos elementos que son claros: nosotros tuvimos salida al mar y no cierra la posibilidad de que a través del diálogo se pueda llegar a acuerdos”, manifestó el Presidente.
El abogado internacionalista y docente Sergio Castro Zegarra declaró que el tema marítimo no está cerrado como afirmó el gobierno de Chile.
“Lo que debemos hacer es tener una política exterior clara, no sólo con Chile, sino con todo el mundo, (...) pero en este caso es restablecer las relaciones diplomáticas con la vecina nación, porque está claro que la política del enfrentamiento no ha dado resultados”, dijo.
El abogado Víctor Hugo Chávez, artífice principal de la demanda marítima, rechazó toda posibilidad de restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Chile, toda vez que eso significaría “renunciar al Lauca”.
Explicó que el “quiebre de las relaciones diplomáticas en 1962 se debió al desvío de las aguas del río Lauca que ingresaban desde Chile y tenía su cauce final en lo que es el salar de Coipasa, pero el Gobierno chileno se llevó el 100 por ciento de las aguas y Bolivia no reclamó oportunamente.
Si bien el fallo de La Haya fue y es un gran revés para el país, pues la sentencia al parecer habría cerrado toda la vía jurisdiccional, hay una vía que se debe considerar y es “retomar las raíces de la propuesta de la demanda marítima”.
El exembajador de Bolivia ante la OEA Jaime Aparicio Otero aseguró que “a casi seis años del fallo de La Haya sólo queda la certeza del fracaso de la política exterior de los gobiernos de Morales y Arce”, dijo.