Prácticas de nutrición de cultivos suben hasta en 50% la productividad y promueven un futuro sostenible
La Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo) ha dado a conocer los resultados prometedores de su Red Experimental de Nutrición de Cultivos, que subrayan la significativa influencia de una nutrición equilibrada en el rendimiento de los cultivos.
La investigación, llevada a cabo en diversas regiones agrícolas de Bolivia, ha demostrado que aplicar un manejo nutricional adecuado puede incrementar la productividad y, por ende, los ingresos de los agricultores de manera sustancial.
En los experimentos realizados en la zona Norte, se registró un aumento de hasta el 50% en la productividad de los cultivos cuando se aplicaron prácticas de nutrición balanceada.
De manera similar, en la región de la Chiquitanía, específicamente en San Ignacio, los campos que enfrentan deficiencias de fósforo y nitrógeno experimentaron incrementos de producción casi idénticos.
Por otro lado, en la zona Este, donde los suelos aún conservan buena parte de su fertilidad, el incremento en la producción fue del 15% al 20%.
El nitrógeno, en particular, ha demostrado ser esencial para mejorar los rendimientos de cultivos como el girasol, el trigo y el maíz, especialmente bajo condiciones de suficiente disponibilidad de agua.
En localidades como El Puente, la adición de nitrógeno a través de la urea resultó en un aumento de hasta 700 kilos por hectárea en el rendimiento de girasol, lo que representa beneficios económicos significativos para los productores.
Además, en lugares como Okinawa, el estudio observó un aumento promedio de 450 kilos por hectárea en la producción de trigo. Estos datos enfatizan la importancia del análisis de suelos como herramienta decisiva para la gestión agrícola, ayudando a los agricultores a identificar las necesidades específicas de fertilización de sus cultivos.
El proyecto, liderado por los investigadores argentinos Fernando García y Nahuel Reussi, expertos en nutrición de cultivos, subraya la necesidad de adoptar prácticas agrícolas basadas en evidencia para asegurar no solo una mayor productividad sino también la sostenibilidad del sector agrícola en Bolivia.
Estos hallazgos son un claro indicativo de que una gestión informada y científicamente respaldada puede llevar a una revolución verde en las prácticas agrícolas del país.