Incendios arrasan en 10 años el equivalente a un tercio del país
Los incendios forestales en Bolivia se incrementaron en los últimos años debido, principalmente, a la política de ampliación de la frontera agrícola, a la promulgación de leyes denominadas “incendiarias”; y a los efectos del cambio climático, coincidieron los expertos.
Desde 2015 hasta la fecha se quemaron 43,6 millones de hectáreas, el equivalente a 436.000 kilómetros cuadrados; es decir, como el 39 por ciento del territorio nacional o como la extensión de los departamentos de Santa Cruz y Pando juntos.
De acuerdo con una investigación del Instituto de Investigaciones Socio Económicas (IISE) de la Universidad Católica Boliviana (UCB) el promedio anual de hectáreas quemadas estos últimos 10 años es de 3,7 millones; siendo los departamentos más afectados Santa Cruz y Beni.
Leyes incendiarias
Sobre el tema, el director del Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (Cipca) de Cochabamba, Heber Araujo, señaló que el aumento de los incendios coincide con la aprobación de leyes que favorece la ampliación de la frontera agrícola y ganadera en Bolivia. “La promulgación de estos decretos o leyes incendiarias agravó la cantidad de incendios en términos de intensidad y de superficie”, sostuvo el investigador.
En los últimos seis años se registraron los mayores incendios forestales; en 2019 se quemaron 5.3 millones de hectáreas, principalmente en la Chiquitanía, en Santa Cruz; y en lo que del año ya se superan los 10,1 millones de hectáreas devastadas por el fuego.
Araujó explicó que el 50 por ciento de la superficie incendiada está en las áreas naturales o tierras fiscales, “la misma pasará a ser parte de la ampliación de la frontera agrícola, pero también de la ganadera que se intensificó a partir de la exportación de carne bovina a China; entonces aumentó la demanda de carne y se necesita más tierra”.
Señaló que, en el caso de Beni, las tierras de vocación forestal ahora están destinadas para la producción en un modelo de desarrollo que prioriza la ampliación de la frontera agrícola y ganadera en desmedro de los bosques y sus funciones ambientales como la generación de humedad y producción de agua.
Araujo insistió que los incendios forestales repercuten en las sequías que son recurrentes en el país incluso en la región amazónica donde el caudal de los ríos disminuyó “como no sucedía antes”.
Los productores y los pueblos indígenas son los más afectados por los incendios. La falta de lluvia vuelve más dura la tierra y pierde sus cualidades para la producción, situación que disminuirá la producción.
Indígenas, en riesgo
El director ejecutivo de Centro de Estudios Jurídicos e Investigación Social (Cejis), Miguel Vargas, precisó que los incendios se incrementaron en los últimos años dentro de territorios indígenas, en las áreas protegidas y en las áreas de producción forestal permanente, es decir, en los bosques.
De acuerdo con una investigación del Cejis, el impacto del fuego es mayor en las comunidades indígenas de la Amazonía norte y sur, de la Chiquitanía, del trópico de Cochabamba, del Norte de La Paz y del Chaco.
Uno de los factores identificados para la recurrencia de los incendios en los últimos años es el cambio climático, que se traduce en temperaturas extremas y sequías prolongadas debido a que las condiciones ambientales han ido cambiando.
Otros son la política vinculada a la ampliación de la frontera agrícola.
Para Vargas, existe una alianza del Gobierno central con el sector agroexportador, principalmente de la región de Santa Cruz, en el Oriente, que ahora está expandiéndose al Beni, en la Amazonía.
Este sector promovió una serie de normas que permiten la habilitación de áreas que tradicionalmente no estaban disponibles para la producción de alimentos, y que ahora están principalmente destinadas a los monocultivos. “Por eso hay mayor presión sobre los territorios indígenas y sobre las áreas protegidas”, insistió.
Expulsión de tierras
Los más afectados son los pueblos Tacana, Leco, Chimán, Mosetén, Esse Ejje y Uchupiamón, señala el vocero de la coordinadora Nacional de Defensa de Territorios Indígenas Originarios Campesinos y Áreas Protegidas (Contiocap), Álex Villca.
Villca denunció que tras los incendios registrados en el Área Protegida Municipal de Bajo Paraguá, en la Chiquitania, ya existen asentamientos precarios. “Estas invasiones anteceden al ingreso de grandes empresarios o menonitas que cultivan principalmente soya”, añadió.
Avasallamientos
El investigador de la Fundación Tierra, Efraín Tinta, coincidió con los otros expertos y aseguró que uno de los factores que llevaron a Bolivia a la situación actual es el cambio del uso del suelo que se debe sobre todo a las políticas de desarrollo planteadas desde el Gobierno y desde los sectores agroindustriales para ampliar la frontera agrícola.A esto se suma la invasión de tierras fiscales no disponibles por parte de grupos que, pese a no tener títulos
agrarios, de alguna forma han conseguido autorizaciones de la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierra (ABT) para practicar en esos terrenos las quemas controladas para prepararlos para la siembra o el pastoreo.
Tinta sostuvo que el fuego no es un chaqueo ni una quema cuando ya no se lo puede controlar, es un incendio forestal y lamentó que estas acciones estén afectando a territorios indígenas, áreas protegidas y reservas forestales.
Otro factor es el cambio del clima, pues la temperatura subió en los últimos años a causa, precisamente, de la deforestación por el cambio del uso del suelo.
El experto consideró que es momento de pensar que el problema es estructural y en ese mismo sentido las propuestas deberían ser diferentes, por lo que se debería hacer una evaluación seria sobre la afectación de los incendios partiendo desde la información obtenida en los últimos cinco años.
Tinta consideró que para hablar de planes de recuperación es importante conocer no sólo la superficie afectada, sino también cuáles son las zonas más vulnerables a los incendios, el tipo de vegetación y suelo, o la cantidad de bosque perdido cada año.