Periodista que reveló el caso del cura pederasta: La Iglesia está obligada a reparar a las víctimas
El periodista de El País Julio Núñez, quien publicó las confesiones del sacerdote Alfonso Pedrajas, conocido como el padre Pica, sobre el abuso y violación que cometió contra decenas de niños que asistían a un colegio de Cochabamba, señala que la Iglesia católica está obligada a reparar los daños cometidos contra las víctimas.
“Otra cosa muy importante y a la que está obligada la Iglesia, según el Derecho Canónico, hay que reparar (a las víctimas), puede ser económicamente, ya hemos visto ejemplos como Estados Unidos, las órdenes aquí en España o diócesis en los que pagan una indemnización a las víctimas por los daños que como institución les ha causado”, señala.
¿Qué repercusiones destaca tras la publicación de su artículo sobre el jesuita?
Destaca entre todas las repercusiones la rápida reacción de la orden de la Compañía de Jesús, especialmente cuando decide apartar, dos días después de la publicación, a ocho exaltos cargos provinciales que, por un lado, cinco de ellos convivieron en la época del padre Pica con lo cual, según aparece en el diario, algunos de ellos tenían constancia y taparon, según cuenta Pica en el documento, y luego también hay otros tres que ejercieron el puesto tras la muerte de Pica.
Esa es una decisión, una medida cautelar bastante impresionante, insólita e impresionante si se le compara con otras iglesias europeas, por ejemplo, o estadounidenses donde lo normal es quitarle importancia al asunto o la credibilidad a la información de un medio.
Segundo, también ha sido (destacada) la reacción de varias instituciones del Gobierno y del Estado, por un lado, el Procurador General que ha decidido abrir una investigación, pedir información vía consular a España y también a diferentes agentes del caso y, luego, también han hecho ciertas declaraciones, y la última fue el Ministerio de Educación, el Defensor del Pueblo, etc.
Tercero, ha sido muy importante y que también hay que valorar positivamente, es la reacción mediática. Normalmente en otros países, como ha sido en España, cuando un diario ha publicado este tipo de grandes investigaciones, a veces hay medios que no hacen eco de la difusión de la noticia, desde la distancia, ya que estoy en Madrid, ha sido como un anime.
Después de la publicación, ¿la Iglesia católica, el Gobierno de Bolivia u otra instancia se contactaron con usted para indagar más sobre el tema?
Hasta el momento yo intenté contactar en repetidas ocasiones con la orden (Compañía de Jesús), a lo largo de estos nueve meses, finalmente, solamente pude hablar con uno de los señalados por encubrimiento que aparecen en el reportaje y también con Rolando Chirveches (exprovincial), quien es responsable de las oficina de atención de víctimas. Creo que en Bolivia es un tipo de protección de menores, no recuerdo bien, y me dio una versión diferente a la que luego ha hecho pública la orden.
En primer momento, a mí se me informó que la denuncia del sobrino de Pedrajas no era válida porque la había enviado a través de un correo electrónico, a la cual había adjuntado en el remitente al actual director del Juan XXIII o al jefe del directorio del centro y no le dio validez, pese a que yo le insistí que estaba en contra (de lo que dice) el papa Francisco, que aparece muy explícito, en el artículo 9, el cual dice que se considera una denuncia cualquier denuncia de posible delito ya sea un rumor o un anónimo. Cosa que en este caso no sucedía porque era una persona que se identificaba y, bueno, ponía sobre la mesa una prueba que es el diario que, finalmente, por desconfianza no entregó a la orden a pesar de que le insistía.
Luego, la orden ha afirmado que tiene dos denuncias, pero no aclara -a pesar de mis preguntas y de otros medios- a qué se refiere, si son dos víctimas o se refiere a dos denuncias que hizo Fernando Pedrajas (sobrino) o bien una de la víctimas que también aparecen en el diario El País.
¿Quién tiene el diario original del padre Alfonso Pedrajas?
El diario original fue escrito en ordenador. Fue manuscrito, el mismo Pica lo cita en el propio diario, como él empieza a escribir esos anotes, primero a máquina y luego lo pasa a ordenador, poco a poco fue redactando, es una cosa que lo cita varias veces en el diario. Ese archivo estuvo en su computadora ya destruida, ese documento fue enviado en DVD a España y la primera impresión que se hizo está en manos de la familia de Pedrajas que fue la que denunció a la Fiscalía y, bueno, como hemos visto, a las autoridades eclesiástica de Bolivia.
En el campo periodístico, ¿cómo se evaluó el tema y por qué su medio de comunicación decide publicar una historia de hace décadas?
El diario El País lleva investigando desde 2018 este asunto, y para realizar la investigación de cada caso se sigue un protocolo muy estricto de confirmación de la fuente y de cualquier dato que se entrega para poder publicarse.
La mayoría de todos estos casos, más de mil que han llegado al diario El País, ha sido a través de un correo electrónico que se habilitó el 2018 que se llama abusos@elpaís.es, a través de ese mail es que se contactó el sobrino de Pica, una vez que se tiene acceso a ese diario comienza una labor, primero, de confirmación. Es decir, confirma pues todo esto que estamos hablando: si el diario es una prueba real, no es una cosa que haya podido escribir cualquiera y, luego, el análisis de todo lo que se dice.
Pica intercala su día a día, circunstancias personales, luego su labor docente y todo lo referente al caso de abusos y de encubrimiento.
También hay una parte en la que él hace ver el poder que tenía sobre los alumnos, su figura de poder que tenía fue sometido a un análisis muy exhaustivo, y para confirmarlo se ha tenido que encontrar a todas y cada una de las personas que aparecen en la memoria de lo que Pica dice que hizo y bueno, se logró confirmar.
La comprobación y el análisis han sido importantes porque es un caso muy sensible, es un caso que se ha hablado con las víctimas y se ha intentado tratarlas con el máximo respecto, ha habido en algunos casos en los que las víctimas han querido que se escuchase, digamos, cómo eran los abusos que sufrieron por parte de Pica, porque el documento los edulcora, le quita importancia en cuanto a la agresividad.
¿Las víctimas le señalaron en algún momento su intención de buscar justicia?
El tema de buscar justicia es algo muy importante para las víctimas, la gran mayoría es lo que quiere, nunca con venganza, al menos en el caso de los alumnos. Yo creo que eso lo ha entendido bien la sociedad de Bolivia, las víctimas no buscan venganza ni es una empresa que han hecho, llamémoslo así, en contra de la Iglesia ni mucho menos, muchos son católicos, muchos buscan justicia, sobre todo, para que se les repare.
Hay otro delito que no podemos dejar pasar que es el encubrimiento, hay que entender que Pica, en su diario aparece, y también en la verosimilitud de los testimonios de las víctimas en la que señalan que la Orden lo supo desde los años 70 y lo permitió, permitió que siguieran abusando.
Esto significa que la actuación, ese encubrimiento, provocó que Pica siguiera abusando de otras víctimas, si lo hubieran parado en un principio habrían sido menos afectados. Entonces, el delito de encubrimiento habría que estudiar si prescribe o no.
Lo que queda claro es que ser víctima no prescribe y es algo que las entidades internacionales y ONG consideran que el estatus de víctima hay que reconocerlo.
Otra cosa muy importante y a la que está obligada la Iglesia, según el Derecho Canónico, hay que reparar (a las víctimas) puede ser económicamente, ya hemos visto ejemplos como Estados Unidos, las órdenes aquí en España o diócesis en los que pagan una indemnización a las víctimas por los daños que como institución les ha causado.