Violencia sexual y feminicidios contra menores en Bolivia, en la impunidad
Rilda Paco-Grisseth
En Bolivia, la violencia sexual y los feminicidios cometidos por menores de edad han alcanzado niveles alarmantes, dejando una estela de dolor e impunidad.
Estos crímenes, muchos planificados y ejecutados con crueldad, afectan principalmente a niños, niñas, adolescentes y mujeres, reflejando una normalización de la violencia de género desde temprana edad. Según el Ministerio Público, en 2024 ingresaron al sistema penal juvenil 1.461 menores, la mayoría por violencia sexual. En tanto, a nivel nacional se registraron 687 casos de violencia de género, cifras que subestiman la realidad debido a la falta de denuncias.
Casos que conmocionan
En mayo de 2022, una niña de 12 años fue violada y asesinada por un menor de 16 en Viacha, La Paz. La madre, desconsolada, clamó por justicia: “No tengo dinero ni para enterrarla”. En febrero de 2024, una adolescente de 17 años fue asesinada en El Alto por dos jóvenes de su edad, quienes la agredieron sexualmente antes de matarla. Estos casos evidencian la falta de protección y revictimización que enfrentan las familias.
La doble victimizació
La psicóloga Riosel Jimena Flores explicó que muchas víctimas son culpabilizadas por sus familias, especialmente cuando el agresor es un familiar cercano. Además, las barreras económicas y burocráticas dificultan el acceso a la justicia, mientras el estigma social recae sobre las víctimas, se las acusadas de no haberse “protegido”.
Violaciones grupales
Uno de los casos más graves ocurrió en 2016 en Cochabamba, donde María del Carmen Carballo (16) fue violada y asesinada por la pandilla “Wander rap”en donde la mayoría de sus integrantes eran menores de edad. Omar Ordoñez, condenado a 30 años, fue liberado en 2021 por la vocal Mirtha Montaño y escapó del país. Zulma Boniface, del colectivo Mujeres de Fuego, denuncia que “los juzgadores no aplican perspectiva de género”.
En 2018, el caso de “La Manada” en Santa Cruz reveló las desigualdades del sistema: cinco jóvenes, entre ellos un menor, violaron a una joven de 18 años. Los agresores, de familias influyentes, evadieron la justicia, mientras la víctima y su madre huyeron del país por amenazas. La abogada Jessica Echeverría lamentó la revictimización: “La perseguían, sabían su horario en la universidad. La destrozaron”.
Exigir cambios
En 2024, una adolescente fue violada en Oruro por dos hombres adultos y un menor, contactada mediante Tik Tok. Estos casos, junto al de María del Carmen, muestran un sistema que falla: las familias reciben amenazas y no hay protección. Pilar Reyes, madre de María del Carmen, fue advertida: “Si sigues con el proceso, violaremos a tus otras hijas”.
La impunidad, la influencia de los agresores y la falta de garantías judiciales perpetúan un ciclo de violencia que demanda reformas legales y sociales para proteger a las víctimas y castigar a los culpables. (El artículo fue elaborado por el colectivo artístico y periodístico La Cabrona)