Fútbol chileno: Sanciones a las directivas y seguridad profesional receta contra la violencia
Sanciones duras para los gestores del club, que lleguen incluso al descenso administrativo de categoría, y la obligación de implantar en los estadios una seguridad profesional altamente cualificada coordinada con los cuerpos de seguridad del Estado son la receta de los expertos para evitar la eventual "muerte del fútbol chileno", víctima de la violencia descontrolada de las barras, que este fin de semana sumaron un nuevo "capítulo negro" con la suspensión del clásico universitario.
Analistas nacionales e internacionales consultados por Efe añaden, además, la necesidad de que se impulse y apruebe "a la mayor brevedad posible" y "con la misma premura que se ha puesto en las nuevas leyes de seguridad contra el crimen una nueva ley del deporte similar a la que en la década de los noventa permitió a Europa acabar con aquel fenómeno "ultra" que socavaba tanto la competición como el negocio y el espectáculo deportivo.
En Inglaterra, uno de los puntos de inflexión fue la tragedia del "estadio Heysel", en el que en 1985 un total de 39 aficionados murieron y más de 600 resultaron heridos en una avalancha causada por aficionados violentos en los prolegómenos de la final de la copa de Europa entre el Liverpool y la Juventus.
En España, donde los grupos ultras de ideología fascista del Real Madrid, FC Barcelona, Atlético Madrid y Sevilla desataron la violencia hasta bien entrada la década de los noventa, hubo que lamentar también una muerte antes de que el Gobierno actuase y pusiera coto a una práctica las directivas alentaban y financiaban, con pasajes y entradas.
Casi cuatro décadas después en los estadios de Inglaterra, España e Italia no hay vallas que separen al público de los jugadores ni espinos que dividan a las aficiones, que conviven y se mezclan llevando con orgullo sus colores.
Leyes duras contra los clubes
Una de las principales razones para este cambio -que ha ayudado a enriquecer a los equipos y fortalecer sus ligas- fue la adopción del “Convenio Europeo sobre la violencia e irrupciones de espectadores con motivo de manifestaciones deportivas y especialmente, partidos de fútbol”, un instrumento jurídico de alcance en el Derecho Público Internacional que permitió actuar contra las directivas.
“Supuso una herramienta útil para afrontar con éxito la violencia en el fútbol de forma conjunta entre poderes públicos y organizaciones deportivas”, afirma la investigadora Paula Fernández Martínez, autora del ensayo “La violencia en los estadios de fútbol de Primera División en España”.
En España se había empezado por las medidas habituales: prohibir acceso a los estadios con objetos potencialmente peligrosos tales como botellas, palos o bengalas, con registros en las entradas de las canchas, pero enseguida se vio que era insuficiente ya que las directivas no lo aplicaban con rigor.
Por ello, se fundó la Comisión Especial de Investigación de Violencia en los espectáculos deportivos y se aprobaron leyes especiales, tanto a nivel estatal como regional, contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte.
"El fenómeno de la violencia en el deporte preocupó tanto al gobierno que España se decidió sancionar a los que violaban las normas, en las que estaban incluidas las advertencias del Convenio Europeo y de la Comisión Especial", tanto si eran aficionados, como deportistas o directivos recuerda Zheng Siyuan Liu Jiaoyue, en el ensayo "El Fútbol en España, ¿Pasión o Violencia?".
La normativa incluía un importante cambio de paradigma que no aparece en Chile: se pasó de un enfoque centrado exclusivamente en la gestión de la violencia, a un planteamiento que se concentraba en la prevención de la misma y en la autoprotección y educación de los aficionados.
A ello se sumada una cuarta exigencia, quizá la más importante: la atención o servicio, que obligaba a los clubes a convertir los estadios y sus aledaños en lugares de ocio, agradables y acogedores, para el disfrute en familia.
"Creo que el fútbol tiene que entrar en la agenda de seguridad que se discute en el Congreso. Lo que sucede en los estadios es imposible que no esté ligado a los problemas de violencia en los estadios, que se radican en tres clubes", explica Danilo Diaz, uno de los periodistas deportivos más prestigiosos de Chile.
Seguridad profesional
Junto a esta estrategia legal, el segundo pilar que eliminó la violencia en los estadios fue la profesionalización de los servicios de seguridad en los recintos deportivos, en estricta coordinación y colaboración con las fuerzas de Seguridad del estado.
Otra de las falencias del fútbol chileno, donde no existe esta coordinación y donde las trabajadores de las empresas de seguridad privada contratadas por los clubes carecen de entrenamiento y las herramientas necesarias, además de ser en su gran mayoría o personas de edad que busca compensar su pensión o trabajadores eventuales que completan un sueldo mensual.
Una carencia que apunta a los clubes, pero también a la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP) -que no es rigurosa en la exigencia- y a "Estadio Seguro", un ente estatal dependiente del ministerio de Interior fundado en 2011 y que en una década de existencia ha fracasado en su misión de evitar la violencia.
"Las medidas de seguridad tienen que profesionalizarse. Todos son parte del problema y tienen que asumirlo. Una de las claves es la falta de Inteligencia policial", que facilita que aficionados sancionados puedan ingresar en el estadio, como ocurrió la semana pasada con un conocido hincha radical de Colo Colo, señala Díaz.
"A esta altura es una cuestión de Estado, porque es una entretención familiar", agrega el periodista, que como la mayor parte de los que aman el fútbol chileno está preocupado de su posible muerte a manos de las barras de sus tres grandes equipos: Colo Colo, Universidad Católica y Universidad de Chile.