Serginho deja el Rojo en medio de impotencia y dolor
El delantero brasileño Serginho oficializó ayer su salida de Wilstermann, durante una conferencia de prensa en el complejo del club valluno, en medio de impotencia, resignación y dolor.
Tras defender la casaca escarlata por cinco gestiones, el brasileño, acompañado por su familia, se despidió de la institución sin poder contener las lágrimas. “No me dejaron cumplir mi sueño” y “no me dejaron jugar con mi hijo”, manifestó.
El jugador expresó que su deseo era despedirse del fútbol profesional en el estadio Félix Capriles con la hinchada roja e incluso poder compartir cancha profesional con su pequeño hijo que fue parte de las divisiones inferiores aviadoras.
Serginho remarcó la impotencia que siente al irse en estas condiciones, pero dijo que lo hace “por no perjudicar la condición económica del club”, ya que la deuda al delantero corre desde 2021. Señaló que, por el momento, no exigirá que se le pague hasta que la situación de la institución mejore, ya que es consciente de que pone “en riesgo el futuro de su familia”.
A propósito de sentenciar a quienes él cree que son los responsables de la agonía de Wilstermann, aludió al “despilfarro” económico en la construcción “innecesaria” de la sede a costa de no tener espacios aptos para el desempeño futbolístico.
El considerado uno de los jugadores más emblemáticos de la última década del Aviador y que jugó más de 200 partidos y metió 50 goles, no firmó contrato para esta gestión por la falta de soluciones de parte del titular Gary Soria a su deuda salarial. Aseguró que, habiendo recibido ofertas, no pisará otro equipo de Bolivia que no sea el Rojo.
Sin contener el llanto agradeció a sus compañeros, a la hinchada, a la prensa y se despidió uno por uno del personal del complejo, entre ellos Sabina Mollo y Alex Rodríguez, más conocido como “Banana”, que fueron los más conmovidos.
Serginho, u “O Pai” (el padre) como lo nombran sus compañeros, retornará a su país en estos días.