El deporte involuciona tras 10 años de ruptura entre federaciones y el Estado
Las federaciones llevan 10 años y cinco meses sin percibir recursos económicos del Estado, una ruptura que generó una involución del deporte nacional. Esta se refleja en las últimas participaciones bolivianas en los diferentes juegos multidisciplinarios.
Cuando el 22 de enero de 2014 se creó el Ministerio de Deportes, a la cabeza de Tito Montaño, los deportistas y las federaciones esperaban que finalmente tendrían una cartera que genere políticas nacionales y contar con los recursos económicos para el desarrollo del deporte.
Sin embargo, este fue el inicio del quiebre de la relación entre las federaciones (instituciones que aglutinan a los atletas en todos sus niveles) y el Gobierno central, porque una de las primeras medidas de Montaño fue emitir la Resolución Ministerial 032/2014 ( 21 de marzo de 2014). En esta se exige a las federaciones estar legalmente establecidas y no tener deudas pendientes con el Estado.
Dos años después, solo seis federaciones (tenis, ecuestre, fisicoculturismo, judo, automovilismo y deporte integrado) lograron la certificación. Esto volvió a foja cero después de la promulgación de la Ley Nacional del Deporte 804 (11 de mayo de 2016), ya que en esta se estableció los lineamientos y requisitos para que las federaciones se inscriban en el Registro Único Nacional y sean parte del Sistema Deportivo Nacional.
La determinación de Montaño de ordenar el deporte nacional provocó que la carga de solventar la práctica deportiva de sus hijos recaiga en los padres de familia, ya que ellos asumieron los costos de inscripción a los torneos nacionales, de los viajes tanto al interior como al exterior del país, sin contar con el material deportivo y su preparación.
Pese a que en medio hubo apoyo económico, a través de diferentes programas como los Tunkas, este se destinó a un universo muy reducido de atletas de alto rendimiento, El resto aún debe encontrar la forma de financiarse absolutamente todo. Algunos deportistas incluso venden queques o galletas para recaudar fondos.
“Estamos haciendo la apertura con el Viceministerio de Autonomías para que las federaciones tengan su legalidad con sus personerías jurídicas. Hemos tenido, desde nuestra gestión, un acercamiento estrecho con las federaciones, para trabajar de manera mancomunada”, aseguró la viceministra de Deportes, Karen Palenque.
Y aunque es verdad que el Ministerio de Salud y Deportes trabajó de manera estrecha con algunas federaciones para la organización o preparación de deportistas para eventos específicos, como el Mundial de Ráquetbol en Tarija o los Juegos Bolivarianos de la Juventud en Sucre, este apoyo está lejos de dar solución a las necesidades del deporte nacional.
Hasta antes de julio de 2013, las federaciones contaban con un presupuesto anual, que era programado y entregado por el Fondo de Inversión al Deporte (FID). Con estos recursos, podían organizar sus eventos nacionales, definir cuántos atletas irían a los torneos internacionales, comprar material deportivo, capacitar a los entrenadores, etc.
Después que las federaciones quedaron huérfanas, el Comité Olímpico Boliviano (COB) repartió entre las federaciones parte de los recursos que deberían ser destinados al alto rendimiento, a la preparación del Equipo Nacional y a la contratación de entrenadores de
jerarquía.
Las federaciones intentan sobrevivir con estos recursos que, aunque son un apoyo, son insuficientes.
El presidente de la Federación Boliviana de Ráquetbol, Javier Olivares, destacó el apoyo que el Viceministerio otorgó en 2023, pero dijo que es “triste” organizar un evento nacional clasificatorio a un torneo internacional y ver cómo los campeones no pueden viajar por falta de dinero.
“Eso mismo hablé varias veces con la viceministra, hay muchos de nuestros deportistas que salieron campeones nacionales y tenían que ir al mundial, pero por factor dinero no fueron”, dijo
Olivares.
Por su lado, la titular de la Federación Boliviana de Triatlón, Graciela Jurado, explicó que muchas de las instituciones no tienen personerías jurídicas porque los trámites son muy burocráticos y complicados y porque cada región tiene una política diferente al respecto.
En el caso específico del triatlón, Jurado sostuvo que para las aguas abiertas se requiere “entrenar en el mar, lagos o en ríos y en Bolivia sólo podemos competir en dos represas, La Angostura y San Jacinto. Por eso, tratamos de salir al exterior, pero son los padres de familia quienes apoyan. La federación destina los recursos que se generan por los carnets federativos para los atletas de élite, pero los gastos son muy fuertes, porque, por ejemplo, tenemos que pagar el traslado de la bicicleta, que es un monto entre 100 a 150 dólares, dependiendo del país”.
Algunas federaciones proponen que la Ley del Deporte sea modificada no solo para romper el hielo con el Gobierno, sino también porque ya no existe el Ministerio de Deportes y, según la ley, este órgano es el rector del deporte nacional.
Entre tanto, la Viceministra dijo que la ley “tiene sus vacíos legales” y que como Viceministerio propusieron “regularizar y aumentar algunos artículos que benefician al deportista exclusivamente. Seguramente ya se va a hacer el análisis”.