Mijaín López el gigante de la lucha agranda su leyenda
Finalizado el combate por el oro, el luchador cubano Mijaín López se quitó las zapatillas. Era la señal de que había terminado su carrera. Una legendaria, pues pocos instantes antes había conseguido lo nunca visto en la historia de los Juegos: cinco oros consecutivos en una misma disciplina individual. A sus 41 años, cumple los 42 en dos semanas, se marcha como leyenda absoluta del olimpismo.
López debutó en los Juegos en Atenas 2004. Tenía 21 años. Acabó quinto después de perder en cuartos de final. Desde entonces no volvió a perder un combate olímpico. Repitió presencia en Pekín, Londres, Río, Tokio y ahora en París. En cada una de esas cinco ediciones acabó en lo más alto del podio en la categoría de 130 kilos de lucha grecorromana. Su balance en los Juegos es un asombroso 22-1.
“Para lograr estos resultados uno primero tiene que amar su deporte, amar su profesionalidad y demostrarle al mundo que con poco se logran muchas cosas grandes”, aseguró López sobre las claves de su éxito pese a las dificultades que enfrenta su país: “La sinceridad y la humildad predominan para lograr estos resultados”.
Por el camino a su quinto título y el primer oro para Cuba en París, López ha dejado a algún rival al que sacaba 15 años. También se deshizo en cuartos de final del iraní Amin Mirzazadeh, campeón del mundo. En la final se impuso por 6-0 a Yasmani Acosta en un duelo con morbo, pues el rival nació en Cuba, es su amigo y discípulo, pero se nacionalizó chileno. El gigante cubano, sin embargo, siempre le ha mostrado su apoyo a la revolución. Alguno de sus oros se lo dedicó a Fidel Castro.
Animales y cajas
El luchador cubano creció persiguiendo animales y cargando cajas de fruta en Herradura, su localidad natal. Así empezó a ganar fuerza hasta que se adentró en el mundo de la lucha cuando tenía 10 años. Empezó en la escuela de su provincia, Pinar del Río, y posteriormente se trasladó a La Habana, donde estudió Educación Física y fue forjando una carrera jalonada también con cinco campeonatos del mundo.
A París llegó ya como un mito. Junto a su descomunal tamaño (1,96 metros y los 130 kilos de su peso), imponía un aura de ganador que ha atemorizado a sus rivales. Con la edad ha perdido agilidad, pero lo ha compensado con la astucia del luchador veterano que se las sabe todas. La fuerza sí que la ha conservado pese al paso de los años.
Eso sí, se ha vuelto exigente y en los últimos tiempos ha tenido que elegir bien sus citas para cuidar de un físico que, según sus preparadores, ha sufrido cuatro hernias discales. Los Juegos de París los tenía como objetivo. Tanto es así que no competía desde la edición de Tokio en 2021. Ha estado tres años preparándose para el asalto al quinto oro consecutivo, lo que nadie había conseguido hasta ahora.
López estaba igualado con cuatro oros seguidos con los atletas estadounidenses Carl Lewis (salto de longitud) y Al Oerter (lanzamiento de disco), los nadadores Michael Phelps (200 estilos) y Katie Ledecky (800 libres), el danés Paul Elvstrom (vela) y la japonesa Kaori Icho (lucha). El luchador cubano ya está en solitario en lo más alto del Olimpo.
Espectacular sprint de Estados Unidos
La noche de ayer en los Juegos Olímpicos resultó un festival para Estados Unidos, especialmente en el tartán del Stade de France de Saint-Dennis. En unos minutos, cinco medallas, dos de oro, una de plata y otro bronce.
Un sprint brutal, encabezado por la velocista Gabrielle Thomas, campeona del 200. Sorprendente resultó el título de Cole Hocker en 1.500, aprovechando el ‘pique’ entre el noruego Jakob Ingebrigtsen, que se quedó fuera del podio, y el británico Josh Kerr, plata.
Estados Unidos sumó cuatro oros, una plata y dos bronces. Con 24 oros, superó los 22 de China (ganó uno en saltos de natación), además de continuar intocable en el total: 86 el país norteamericano, 59 la potencia china.