Cine. “Romper el círculo”, una historia de supervivencia más allá del romance
Los cines ya cuentan con la proyección de la película “Romper el círculo”, una adaptación fiel del éxito literario homónimo escrito por la estadounidense Colleen Hoover. Publicado por Booket, editorial conocida por sus best sellers y novelas en formato bolsillo, este libro ha logrado vender más de siete millones de copias, posicionándose como uno de los favoritos dentro de su género.
La historia, que ahora se suma a la lista de novelas adaptadas a la gran pantalla, se une a títulos como “Las ventajas de ser invisible”, de Stephen Chbosky; “Bajo la misma estrella”, de John Green y “Yo antes de ti”, de Jojo Moyes; todas películas que se han convertido en imperdibles dentro de la cultura pop contemporánea.
La adaptación cinematográfica de “Romper el círculo” narra la historia de Lily Bloom, interpretada por Blake Lively, una mujer que decide mudarse a Boston con el sueño de abrir una floristería. Sin embargo, el verdadero núcleo de la trama no es el emprendimiento de Lily, sino su complejo mundo emocional, marcado por el amor idealizado y las profundas heridas de su pasado familiar y amoroso.
A medida que la historia avanza, el espectador es testigo de las dos relaciones amorosas que han marcado la vida de Bloom: su primer amor adolescente, Atlas, y su esposo, un carismático cirujano interpretado por Justin Baldoni, quien también es el director de la película. La reaparición de Atlas en la vida de Lily genera un triángulo amoroso que añade tensión a la trama, evocando la intriga y el conflicto interno de la protagonista, al estilo de “El diario de Noah”.
En su desarrollo, la película presenta momentos de romance y comedia, como el torpe beso en la cocina que termina con la cena quemada, típico de los chick flicks. Sin embargo, “Romper el círculo” va más allá del entretenimiento ligero al explorar temas más oscuros y relevantes.
Los recuerdos de la juventud de Bloom revelan episodios de violencia doméstica entre su padre y su madre, así como la defensa de Atlas hacia su propia madre contra los abusos de su padrastro. Estas escenas invitan al espectador a reflexionar sobre las dinámicas de maltrato que muchas mujeres, quizás cercanas como familiares, vecinas o amigas, han sufrido en sus propias vidas.
La película se convierte así en una poderosa reflexión sobre la violencia dentro de las relaciones de pareja, abordando tanto la manipulación psicológica como la agresión física. Un tema especialmente resonante en un contexto como el de Latinoamérica, donde la violencia de género sigue siendo una grave problemática.
Acompañada por la emotiva canción My tears ricochet, de Taylor Swift, la película ahonda en el dolor de Lily Bloom, quien, tras haber sido testigo de la violencia en su hogar durante su infancia, se encuentra ahora atrapada en un matrimonio abusivo. Las escenas, aparentemente desconectadas, construyen un relato contundente que desenmascara la sutil, pero devastadora, realidad de la violencia de género.